8de la mañana: Lo importante es la pensión, conservarla, impedir su fuga.

9 de la mañana: ¿Qué relevancia tiene el egoísmo? Ahí están los británicos, van a lo suyo, no se les ha doblado el sentimiento.

10 de la mañana: Un país normal, una aspiración. Hijos con trabajo, que los bancos no estrangulen sus economías con abusos.

10.30 de la mañana: ¿Derecha o izquierda? Sirve para algo.

11 de la mañana: Abro la nevera y la veo casi llena... Es una meta.

11.15 de la mañana: Salgo en dirección al colegio electoral. En la esquina, el pobre hombre alcoholizado, sucio, tendido sobre sus necesidades, que me pone delante su mano negra, rugosa.

11.30 de la mañana: En la cafetería hay un espectáculo, dos vecinos andan en un diálogo muy derrotista, sin ganas de nada, sin ilusión por el día después. Les da igual todo: no tienen ninguna esperanza, sólo ver pasar los días sin imaginación.

12.00 del mediodía: Veo nada más entrar a conocidos que hacen de apoderados o interventores, muy metidos en su papel, muy responsables. También hay otros que vigilan, que miran de cerca el transcurso.

12.15 de la tarde: Dilato el momento clave y miro los rostros de los que salen y entran. Es curioso, los votantes se arreglan, se les ve relajados y con una sonrisa en los labios. No flota la duda, ni parece que ninguno se encuentre a la espera, en situación de una influyente opinión que le lleve a cambiar su voto.

12.30 de la tarde: Todavía sigo viendo de lejos las papeletas. Un tipo que conozco de vista dice que él lo ha hecho ya. ¿A qué esperas?, pregunta. No lo sé. ¿Qué más da? Entras, reflexiona un minuto, y tomas la decisión. Casi todos vienen así. El momento eléctrico les sucede frente a los nombres. De pronto ven Enrique o Cayetano, y se les llena el alma de simpatía, o coincide con los de un antepasado que les regalaba caramelos de miel. Es así. Soporto su charlatanería desbocada.

1 de la tarde: Miro la desilusión de un anciano que se ha dejado el DNI en su casa. Quizás sea su última oportunidad para votar. O no. La verdad es que está desorientado. Una joven se ofrece a trasladarlo hasta su domicilio para recoger el DNI y volver. Todos los presentes se quedan más tranquilos.

1.15 de la tarde: Bueno, ya está bien, tengo que superar la condición de voyeur y hacer lo que tengo que hacer. ¿Por quién voto? Insoportable este 26J.