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Opinión

To be or not to be 'brexit'?

Resulta cuanto menos curioso que estando en el año del aniversario de William Shakespeare nos encontremos con una auténtica duda existencial que adquiere especial significación con lo acontecido este jueves en Reino Unido. Y es que todos, no sólo los sajones, nos jugábamos mucho en ello. Tanto es así que ese mismo día, mientras comía con mi amigo Gonzalo Ascanio, ocupó gran parte de nuestra conversación, ya que, por ejemplo, el turismo o los aranceles nos podían afectar directamente. Ni siquiera el fútbol se salva ya que, de acuerdo con la BBC, 332 jugadores de la Premier League, Championship y 1ª División Escocesa no cumplirían los requisitos para tener permiso de trabajo y deberían irse. Además, como buen madridista que es, Gonzalo Ascanio me llegó a recordar el caso de Bale, porque el Real Madrid tiene cubierta su cuota de extranjeros no europeos (James, Casemiro y Danilo) y al pasar Bale a ser extracomunitario uno de ellos sobra. Sin embargo, aquello quedó ahí, posiblemente porque tras la final de la Champions League, no quiero saber nada del equipo que nos quitó tan ansiado y preciado tesoro.

Poco me podía imaginar leer a la mañana siguiente las declaraciones de David Cameron: "The British people have voted to leave the European Union and their will must be respected". Respeto sí, siempre; pero, en ningún caso, se me pasó por la cabeza el resultado final. Unos datos que muestran que el 75% de los votantes de entre 18 y 24 años se mostraron a favor de permanecer en la UE, frente al 61% de los mayores de 65 años que prefirió abandonar la UE. ¿Desean los mayores volver a otros tiempos en los que tenían más argumentos para recordar su Imperio? ¿Acaso los jóvenes optan por la estabilidad o por lo ya conocido? En realidad, cada uno se decanta por lo que más le afecta. Así, por ejemplo, durante la crisis las pensiones han bajado en el Reino Unido y antes de ella estas personas mayores de 65 años habían vivido épocas de esplendor estando fuera de la Unión Europea, mientras que los que votaron por permanecer son nacidos ya en el seno de la Unión Europea, porque, como bien saben, Reino Unido entró en 1973. Es decir, hace más de cuatro décadas, exactamente 43 años. De hecho, si nos fijamos en el voto por edades veremos que hasta los votantes de entre 25 y 49 años es mayor la posición a favor de permanecer en la Unión Europea. De manera que, nuevamente, la Historia pesa y mucho.

¿Y ahora qué? Para empezar, deberíamos fijar la mirada en la City, corazón financiero del Reino Unido y uno de los pulmones de Europa. Allí, la continuidad británica en la UE obtuvo el abrumador apoyo del 75% (3.312 votos) frente al restante 25% (1.087 votos). Sin embargo, una cosa es el corazón y los pulmones y otra muy distinta el resto de miembros del cuerpo. De ahí que en estos momentos en su calle principal, Queensway, se respire todo menos aire puro. Más bien nervios. No en vano, tras la noticia de los resultados se produjo el desplome en los mercados, con la mayor caída de la historia del IBEX 35, mientras la libra y el Euro se hundían. Así que mucha tensión e incertidumbre. La misma que generan Escocia o Irlanda. No en vano la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ya amaga con otro referéndum, y es que las condiciones han cambiado y ahora no les compensa tanto estar con un Reino Unido "desunido" de Europa. Irlanda es también otro asunto a considerar. De hecho, Irlanda del Norte quiere estar en la Unión, por lo que podría incluso decidir que es mejor unificar toda la isla como una sola nación. Incluso, comienzan a escucharse voces que aseguran que la salida de Reino Unido beneficiará a Irlanda, ya que se convertirá en el lugar al que se desplazarán multinacionales.

Y ya que hablo de traslados, ¿qué hay del turismo? ¿Qué pasa con nosotros en España o Canarias? Como indicaba el periodista Guillermo García-Alcalde, en su artículo God Save the Nation, publicado estos días en LA PROVINCIA/DLP, nuestro país exporta al Reino Unido por valor de 18.000 millones de euros anuales, cuando las importaciones no pasan de 12.000. Todo esto, y mucho más, está amenazado por el brexit. A este respecto, resulta más que evidente que esta situación puede afectar al turismo, especialmente si la libra se deprecia, ya que los turistas tendrán menos poder adquisitivo respecto al euro a la hora de venir y, por tanto, se decantarán por destinos con un tipo de cambio más ventajoso; aunque conviene esperar acontecimientos. Lo mismo que con los aranceles, porque la nueva situación genera un mayor proteccionismo. En este sentido, con respecto al tomate canario, si no hay libre comercio con el Reino Unido, podría afectar tanto a lo que entra como a lo que sale. Si bien esta es una cuestión a largo plazo, porque se tendrán que renegociar pactos de libre comercio. Toca estar atentos para ver cómo reaccionan ellos con Europa y Europa con ellos. De momento, David Cameron ha aceptado el resultado con el respeto que merecen sus conciudadanos y su propio cargo, y se va al entender que no ha conseguido aquello por lo que ha apostado y trabajado. Sin embargo, muchos, especialmente los conservadores, culpan al líder laborista Jeremy Corbyn por su escasa implicación durante la campaña. Y es que lugares tan laboristas como Sunderland o Hartlepool fueron decisivos en la victoria del 'sí'. Feudos golpeados por el cierre de fábricas o minas, lo que daría la razón a los que aseguran que la nueva situación podría generar un mayor proteccionismo, en parte por la pérdida de industrias.

¿Ser o no ser? Esa era la cuestión. Y el mismo príncipe que en Dinamarca formuló ese dilema también dijo la célebre frase: "palabras, palabras, palabras". Siglos después, en el país de Shakespeare, se ha pasado de las palabras a los hechos. Feliz aniversario del Bardo, God Save the Queen, y prepárense?que vienen curvas.

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