La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica 'Mag Lari'

Cinco magos en uno

Mag Lari, nombre artístico del ilusionista Josep Maria Lari Vilaplana, presentó su último espectáculo, Ozom, transcripción fonética del adjetivo inglés awesome, impresionante. El título es muy apropiado porque se trata de un sorprendente montaje en el que la magia se combina con el humor y la actuación, porque Lari también se pone en la piel de cuatro enloquecidos prestidigitadores en lo que se termina convirtiendo en todo un duelo interpretativo que tiene mucho de fregolismo, la técnica teatral de cambiar de personaje, y vestuario, en cuestión de segundos.

Lari aparece en escena como un vanidoso maestro de ceremonias que hace algunos trucos de magia para pasar a presentar al elenco internacional de magos, compuesto por cuatro figuras. De este modo a veces el teatro y la interpretación tuvieron más protagonismo que la magia.

El primer invitado fue Gin Clark, un mago inspirado en el prestidigitador, escapista y político canadiense Doug Henning, que en los años sesenta modernizó la puesta en escena de los espectáculos de ilusionismo para que la magia recuperase su gloria perdida, y lo logró dando más importancia a la música y al vestuario. Curiosamente Lari lo interpreta como un hombre rubio cuando tenía el pelo castaño, pero su peinado y bigote sesenteros lo hacen fácilmente identificable.

Luego apareció Cirici Pasqual, un anciano prestidigitador que recorrió el escenario en silla de ruedas, en un claro homenajea a Fructuós Canonge i Francesch, afamado mago del siglo XIX apodado el Merlín catalán. En esta parte, marcada por la melancolía, destacó el baile que realizó uno de sus ayudantes con una rosa mágica.

A continuación volvió el humor con Wenceslao Padró, un cura devenido a mago inspirado en el sacerdote Wenceslao Ciuró, la primera persona en el mundo que creó una titulación en ilusionismo. Pero la tranquilidad de este pasaje dio paso al final del show, que concluyó con Goretti, un mago ataviado como una estrella heavy que ofreció un espectáculo bastante peculiar y que recordaba al ilusionista y escapista norteamericano Criss Angel, famoso por sus impactantes trucos.

En este momento la magia brilló por su ausencia excepto para el espectador que sacó al escenario e hizo víctima de una broma de la que fue cómplice todo el público.

De este modo, Lari llevó al público en un viaje a través de la historia de la magia, recorriendo dos siglos con música de todas las épocas, en un espectáculo que, como pudimos vislumbrar al final, entre bambalinas, no solo estaba en el escenario, sino tras él, en la labor de caracterización que llevó a cabo para interpretar a cada personaje.

Compartir el artículo

stats