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IU salva a Pablo Iglesias

Si algo quedó claro con las elecciones del pasado domingo es que Pablo Iglesias no será el próximo inquilino del palacio de la Moncloa. El líder de Podemos fue el gran derrotado. Al fin y al cabo, Mariano Rajoy ganó tras mejorar mucho sus resultados, Pedro Sánchez salvó los muebles al mantener el segundo puesto y Albert Rivera sigue siendo un comodín más o menos necesario según sean las estrategias de alianzas de los demás.

Pero Podemos había prometido a sus fieles el cielo en forma de un consejo de ministros revolucionario y descamisado. La alianza con IU les ponía por delante del PSOE al frente de la izquierda prácticamente sin hacer nada. Todas las encuestas, las externas pero sobre todo las internas, les daban ganadores. Así que cuando el domingo cerraron las urnas ya se sentían acampando en las dulces moquetas de la presidencia del Gobierno. El sueño se rompió en cuanto comenzó el recuento de los votos. La coalición Unidos Podemos había logrado los mismos 71 diputados que habían conseguido Podemos (69) e IU (2) en las elecciones de diciembre. Como los pactos con IU daban a esta coalición varios puestos de salida, al final los podemitas perdieron dos escaños que fueron a los de Alberto Garzón, que tendrán cuatro en las nuevas Cortes.

Pero esta caída pudo haber sido catástrofe sin los 926.783 votos que IU logró en las elecciones de diciembre y aportó ahora a Unidos Podemos. Los de Pablo Iglesias consiguieron hace seis meses 5,21 millones de votos, que se quedaron en 5,04 el pasado domingo. Sin el apoyo de los seguidores de IU, la sangría en Podemos hubiese sido tremenda. Traducirlo a diputados es muy difícil porque es imposible saber cómo se hubiesen comportado los seguidores de los dos grupos en caso de haberse presentado por separado. Pero un simple repaso por los resultados de las provincias con resultados más apretados permite comprobar que Podemos hubiese perdido entre diez y doce diputados. Dos de ellos serían los que IU ya obtuvo en diciembre en solitario y el resto se los repartirían el PP y el PSOE.

Las encuestas revelan que un tercio de los votantes de Podemos en diciembre son burgueses más bien de centro y en ningún caso partidarios de convertir España en una nueva Venezuela. Posiblemente ciudadanos hartos de la corrupción de los grandes partidos y que veían en Pablo Iglesias una buena oportunidad de darles un gran sopapo. El postureo de estos seis meses intraelecciones y el descubrimiento de forma evidente de lo que pasa en el paraíso chavista ahuyentaron a un millón de estos votantes. La alianza con IU lo disimuló. Podemos fortaleció su flanco izquierdo, pero desguarneció el derecho. Aunque posiblemente eran unos votos que iba a perder de todas las maneras, porque solo estaban con Pablo Iglesias de prestado, por hartazgo, no por convicción.

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