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Fútbol Eurocopa

La receta y los ingredientes

El peor rival de España es su pasado. Su brillante pasado. Sucedió en Brasil y ha vuelto a ocurrir, a pesar de que esta vez Del Bosque sí intentó pequeños pasos en busca de una transición dulce: Morata, Nolito, Juanfran? Un cambio insuficiente. España fue superada por Italia con una claridad que recuerda al batacazo de Brasil y que tiene el regusto a etapa que se acaba. La selección mira a su pasado más inmediato con orgullo y con escepticismo al presente más inmediato.

España tenía una receta que durante muchos años fue infalible. Tenía la receta y, sobre todo, tenía los ingredientes para que funcionara. Xavi como pieza maestra, Alonso equilibrando, el chispazo de Villa, el corazón de Puyol, los milagros de Casillas? Todo encajaba a la perfección. La superioridad en el juego era más evidente que en los resultados, pero España dominaba a sus rivales a partir de una propuesta irrenunciable. Y, repito, de unos futbolistas insustituibles. De esa forma fue campeón de todo.

Del Bosque se mantuvo fiel a la misma idea, resulta lógico hasta cierto punto, pero las piezas se fueron deteriorando con el paso del tiempo. Y las nuevas no eran exactamente lo mismo. Futbolistas de calidad, sí, pero venían a suceder a la mejor generación de la historia de España y una de las mejores que ha habido siempre. El listón estaba por las nubes.

Del Bosque lo ha intentado. Se ha mantenido fiel a su idea, a la que le ha encumbrado como el entrenador con el mayor éxito del fútbol español. Capaz de recibir un legado prometedor de Aragonés y convertirlo en una obra perfecta ha tropezado en su intento de mantener las expectativas. España ya no tiene los futbolistas de hace un lustro, las piezas se integran pero la maquinaria se resiente. Juega con una marcha menos. La selección actual, la que Del Bosque ha comandado de la forma más sabia durante años, ha alcanzado su límite. Las nuevas generaciones no encajan como antes y el seleccionador no ha sido capaz de darle una vuelta de tuerca al asunto.

La derrota ante Italia, espléndida la azzurra, huele a cambio. Quizás Villar, sujeto pasivo por naturaleza, no tome cartas en el asunto, pero Del Bosque ha dejado entrever que su ciclo se termina. Será el momento del homenaje, de recordarle como el mejor seleccionador de la historia de España y de aprender de los errores en los últimos años. La de Del Bosque ha sido la historia más bonita con un final a destiempo. Brasil debió acelerar los plazos.

A la hora de decidir el nuevo rumbo, la selección debe tener en cuenta un par de cosas. Una es el estilo. Teniendo en cuenta la naturaleza del futbolista español, el camino parece claro, aunque convendría que el nuevo técnico introdujera matices para enriquecer la fórmula.

El segundo aspecto a tener en cuenta, quizás más importante, es mantener la perspectiva. El recuerdo de los campeones del mundo es demasiado reciente y las sombras de ese pasado glorioso siguen planeando en cada partido de la selección. España debe asumir que los ingredientes han cambiado, así que la receta, aunque la esencia sea similar, debe sufrir una revisión.

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