La Iglesia católica vive desde hace casi 3 años y medio con la particularidad histórica de contar con dos papas vivos, Francisco y el emérito Benedicto XVI, que se abrazaron ayer e intercambiaron mutuas palabras de agradecimiento. El Vaticano conmemoró el sexagésimo quinto aniversario de la ordenación sacerdotal de Joseph Ratzinger. El Papa argentino tuvo palabras de agradecimiento hacia su predecesor: "no deja de contribuir verdaderamente con vigor y sabiduría al crecimiento" de la Iglesia. Lo hace desde el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, un lugar que, según Francisco, nada tiene que ver con "esos rincones olvidados en los que "la cultura del descarte" de hoy tiende a relegar a las personas cuando, con la edad, pierden sus fuerzas". Este martes el Papa alemán, de 89 años, habló por primera vez de manera pública y ante su sucesor desde que se hiciera pública su renuncia y lo hizo para destacar "la bondad" de Bergoglio. "Más que en los Jardines Vaticanos, su bondad es el lugar en el que habito. Me siento protegido", dijo con cierta fatiga y marcado acento alemán.