La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tropezones

Bombones

Siempre he tratado de respetar las manías ajenas, y aunque me pudiera sorprender y hasta asombrar la naturaleza de algunos fetiches adoptados, me he guardado siempre de opinar sobre ellos. Porque todos tenemos los nuestros. Aunque no hay motivo de alarma, el mío no es la lencería femenina, ni los zapatos de tacón de aguja, no.

Mi fetiche son los bombones.

Pero no unos bombones cualquiera, sino los que pasan por ser hoy día los mejores del mundo. En esto siempre habrá opiniones y polémicas, como en la concesión de estrellas Michelín a los restaurantes. Pero es un hecho que si uno busca por ejemplo en la red las listas de "Los 10 mejores bombones del mundo", en casi todas ellas aparecerá la marca belga a la que me refiero, y que por no hacerles propaganda, citaré por sus iniciales: P.M., que corresponden asimismo a las del propio maestro chocolatero.

No crean que es tarea fácil "ahijar" un fetiche. Éste en concreto es por de pronto uno de los chocolates más caros del mercado. Encima hay que ir a comprarlos a las grandes capitales europeas, París, Londres, Bruselas. Además no los venden en establecimientos cualquiera. Por ejemplo difícilmente los encontrarán en tiendas gourmets de grandes almacenes. El chocolate tiene tendencia a "esponjar" los olores ambientales, por lo que no deben ser comercializados en compañía de jamones, pongamos por caso, por muy ibérico de bellota que pueda ser el vecino que atesoran los exhibidores refrigerados contiguos. Su conservación es delicada: si los guardas en la nevera, pierden su apetitoso brillo. Si los mantienes en la despensa la firma te garantiza su calidad, pero sólo hasta una temperatura determinada (creo recordar que pueden soportar, aunque sea por poco tiempo y a regañadientes, hasta los 27ºC).

Pero bueno, tampoco vamos a quejarnos. No todos los días tiene uno el privilegio de poder acceder a la mejor materia prima del mundo; el cacao de Ecuador, considerado en la actualidad el más sabroso, está en la base de los mejores bombones de la marca. Y no se dejen engañar, la calidad no tiene nada que ver por ejemplo con el porcentaje de cacao del producto final; un chocolate con un 70% de cacao no tiene por que ser mejor que uno con un 50%. Sería como valorar la bondad de un vino por su grado de alcohol. Según P.M. la elaboración en sus talleres parte del producto de origen, respetando toda la cadena de fabricación hasta su presentación en tiendas propias (por cierto más parecidas a joyerías que a comercios de pralinés). Otros fabricantes belgas por el contrario parten de un ganache común -crema de chocolate y nata- y lo aderezan con una fórmula propia de distintas especias, lo que no suele ser suficiente para impedir que las grandes marcas más populares revelen cierta uniformidad, como un aire de familia . (Vamos, que es como cuando Uds. para variar, alternan las gasolineras donde van a repostar, publicitadas bajo distintas marcas, siendo el producto prácticamente el mismo, al proceder de la misma refinería).

Y puestos a rizar rizos, si se les brinda la oportunidad de degustar alguno de los bombones de la marca, yo les propondría el "Corazón Frambuesa": puro ganache a la frambuesa fresca, espolvoreada con unas ralladuras de limón. Ya me contarán.

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