La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tic tac, tic tac

Por salud mental, no escribí una sola línea sobre la campaña electoral. Debe ser el reloj biológico pero ya no malgasto el tiempo. A estas alturas, lo que me preocupa son las cosas de comer y cómo este país, desde hace ya seis meses, está en parada cardio-económica. Mientras, el tic tac avanza arrastrando todos y cada uno de los problemas pendientes.

Aunque me pese, España no va sola. El grado de intervención de los gobiernos ya es capaz de regular hasta las horas del sueño. Las que puedas conciliar o no en función de que tengas empleo, llegues a final de mes, factures en tu empresa o te suban la hipoteca o los impuestos.

Aspectos vitales que están relacionados con la toma de decisiones. Y no precisamente las nuestras. Porque no es lo mismo que aún siga vigente una perversa reforma laboral que ha empobrecido a la clase media, paganini de todos los males, a que comiencen a respetarse sueldos y derechos.

Un tic tac lento y doloroso que se demora tanto como el que tienen encima los parados. Y si no, que se lo digan a los que se llevaron 15 meses de media en encontrar un pseudoempleo en el último año; un tiempo de agonía que se prolonga hasta los dos años para los mayores de 55 años.

Tic tac también para consolidar el crecimiento económico sin que las pymes tengan que someterse a normativas y costes leoninos, a vaivenes tributarios o a incertidumbres en la inversión cuando intentan remontar esta gran recesión.

Como asimismo urge enderezar las finanzas públicas. El déficit incontrolado que aumenta la bola de una deuda que supera el 100% del PIB sigue a la espera de ponerle fin. Por no hablar de que algún gobierno en esta vida logre acertar por una vez las previsiones de ingreso.

Además, camina el reloj sin que sepamos cómo se hará frente a las exigencias, llamadas recortes, que vienen de Bruselas. 8.500 millones de euros de ajuste que de algún sitio tendrán que salir y no será de las cápsulas de café de diputados y ministros.

Y como éramos pocos parió la Gran Bretaña. Un brexit, que no es otra cosa que una cachetada a Europa a dos manos, que tendrá que solucionarse de la forma menos traumática posible por la cuenta que nos trae en turistas y en relaciones comerciales.

Junto al tic tac que corre sin tino para buscar una solución a las pensiones. Aquí todos siguen mirando hacia otro lado mientras los ingresos no dan para cubrir los gastos. Es lo que tiene el paro, el trabajo precario y los salarios miserables.

Pero en algo sí somos unos máquinas: en salir del paso. Así que, de momento, un nuevo hachazo a la hucha y arreglamos la paga de julio que viene con extra, lo que supondrá un desembolso de unos 17.000 millones mientras que la media de ingresos del mes no alcanza los 8.600 millones.

A este ritmo nos pulimos la hucha en 2018, según calcula la Airef, y que Dios nos lleve pronto como método infalible para solventar las pensiones y las cuentas del país. Tic tac, tic tac hasta para eso.

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