La Provincia - Diario de Las Palmas

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Miradas

¡Cuánta inocencia!

En medio de una joven marea humana me puse a razonar. La gran calle estaba colmada. Sus aceras, prietas de gente, y la parte principal de la ciudad como tomada al asalto pasivo pero ruidoso y con voces que sonaban para dirigirse preguntas e indicaciones sin decir nada ni respuesta alguna porque no se entendían entre sí. Todo inentendible. En conjunto un barullo parecido a si hubiera un montón de grifos abiertos largando agua a presión sobre un gran charco.

La masa humana al paso lento por la multitud se iba apelmazando cada vez más hasta llegar a la plaza principal. La ciudad de Gáldar quedó sitiada ¡cuánta inocencia! entre timples, guitarras, cachorros, fajas de colores, pantalones y coloridos vestidos, ropa de tradición. No había diálogo. Lo que sí oímos, amén del rasgar de cuerdas de guitarra, era lo que he dicho al principio, como si un montón de grifos abiertos manara agua a presión sobre el suelo mojado. Tremendo barullo, risas y llamadas a gritos como los de los escolares en el recreo, siendo difícil de entender cuanto decían. Siendo así, como ya he dicho, que enfrente mismo de mi casa, mirando hacia la derecha como a la izquierda permanecía una tremenda columna de niñas y niños que ni te hablaban ni podías responder. ¿?

Era una romería de niños y niñas de colegio cuyos padres, profesores y autoridades pusieron en pie de fiestas para celebrar el cercano día de Canarias. ¡Cuánto futuro! ¡Cuánta inocencia! Ahora mismo no habría justicia alguna que pudiera juzgarles por desmán alguno. Por eso, pensando en ellos, oyendo sus gritos y cantos y mirando la limpia viveza de sus ojos razoné sobre... ¡cuánta inocencia en quienes nada saben del ayer, del hoy, y mucho menos del mañana! ¡Cuánta inocencia! Son como la propia tierra cuando está sin trato alguno y en buenas manos puede ser el futuro de los pueblos. ¡Cuánta tierra esperando semilla para germinar! ¡Cuánta inocencia virgen sobre la que inocularles lo bueno, lo justo!

Así lo estuve razonando en medio de ellos.

Ya han llegado, como en todos los veranos, las fiestas más importantes de los campos del norte isleño donde se repite desde hace años el ciclo de la tierra donde se aprovecha para despabilar con la tradición convirtiendo el recuerdo en algo ejemplar.

¿Quiénes serán sus tutores de hoy para su mejor continuación del mañana?

Puede, y ojalá que sean muchos quienes de forma voluntaria, natural, sentida y preferida tomen los sentidos del mañana, pero también quienes poniéndose frente al rebaño comiencen desde mañana a descubrir y conocer los caminos del bien y del mal. Cierto que no será común y coincidente la vocación preferida en los recorridos del conocimiento sobre cuáles son las buenas y las malas virtudes.

Por la fiesta canaria, la juventud invadió la gran ciudad de Gáldar, líder del norte. Es la siguiente hornada para el futuro. El trato y la siguiente orientación de sus mayores serán para ellos y el futuro de sus pueblos. ¡Ojo, padres!, de su orientación depende el futuro de su tierra y de su vida.

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