Nada sucede por casualidad. Eso era en otros tiempos. Después de los últimos movimientos políticos y tras los resultados electorales, de gusto para unos y disgusto para otros, han sucedido incidencias difíciles de explicar que obligan a pensar mal, desprenden un tufo a cloaca. Las interferencias entre jueces, políticos, policías y ladrones resultan inquietantes. Solo se requiere profesionalidad y cumplimiento del deber. Nada más. Y nada menos.