Se empieza a construir una teoría del sincorbatismo, y eso no está mal, porque, aunque las teorías rara vez se adelantan al acontecimiento, ayudan a pensar que tenemos una explicación para todas las cosas. En materia de teorías no valen las razones personales, como por ejemplo que le agobia a uno llevar el cuello apretado, y hay que procurar elevarse a factores sociológicos.
Tampoco sirven epifenómenos, como Varoufakis, pues él mismo no será más que una lengüeta del incendio, no la chispa que lo inició. Creo que intersectan dos vectores, el ocaso del machismo (la corbata es símbolo fálico) y el éxito rampante de grandes descorbatados como Larry Page (fundador de Google), Steve Jobs (fundador de Apple) o Mark Zuckerberg (fundador de Facebook). Añádase el declive de las clases medias, pobladas de encorbatados tan obligados a serlo como a fichar cada mañana en la empresa.
