A veces, cuando se habla de participación ciudadana, parece que no sabemos lo que estamos diciendo. ¿Qué es participar desde la óptica de la acción de las instituciones? ¿Que solamente se opine sobre lo que se hace? En muchos casos, el concepto está tan choteado que parece un sonsonete carente de contenido real. Los propios representantes políticos, en muchos casos, desconocemos lo que verdaderamente es la participación ciudadana. Tampoco pretendo arrogarme originalidad en la definición y la práctica de la misma. Desde hace mucho tiempo, muchas personas han teorizado y realizado prácticas participativas y ahí está lo que se hizo en Porto Alegre, hace ya unos cuantos años, que supuso el pistoletazo de partida para un mayor protagonismo ciudadano en todo el mundo.

Lograr una participación ciudadana efectiva es un proceso, una hoja de ruta que nos hemos marcado desde el grupo de gobierno actual. Muchos investigadores en la materia hablan, parafraseando a la inversa al maltratado Maquiavelo, que los medios justifican el fin, y efectivamente los espacios de participación, los mecanismos que se arbitran para ella, los medios disponibles, son claves para que haya una participación real y que no sea una carcasa vacía.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha puesto en marcha un proceso para que la ciudadanía sea protagonista y que no esté al albur de manipulaciones ni clientelismos políticos de corto vuelo. La autonomía de los colectivos y asociaciones es absolutamente necesaria para que la participación sea un hecho. A esto lo denominamos Plan de Participación Ciudadana (2016-2017), con tres ejes fundamentales: los Consejos de Participación Ciudadana de distrito, que desaparecieron como por arte de magia en el anterior mandato municipal, un portal web (tudecides.laspalmasgc.es) para que la gente opine y proponga las acciones que quiere que el Ayuntamiento ejecute, encaminándonos a lo que son los presupuestos participativos. y, por último, la Escuela de Ciudadanía para reflexionar con los colectivos vecinales y sociales y formar al movimiento asociativo y a los cuadros vecinales.

El objetivo es darle protagonismo a la ciudadanía que, en muchas ocasiones, es ajena a la acción municipal. Se trata de fortalecer la democracia y convertirla en real, no en un concepto vacío donde las instituciones están alejadas de la ciudadanía. Si la democracia representativa no viene acompañada de la democracia participativa se deslegitima el propio sistema democrático.

El horizonte es que se implante el protagonismo ciudadano y que existan esferas de la actividad municipal donde los habitantes del municipio decidan directamente sobre la acción municipal. Los presupuestos participativos serán un objetivo ineludible, tal y como se ha comprometido este equipo de gobierno.

En definitiva, concebimos este Plan como una hoja de ruta que establezca la Participación Ciudadana como un imperativo para la administración municipal. Y que no sea un ave de paso sino que llegue para quedarse e impregne todos y cada uno de los rincones de esta ciudad.