Ha transcurrido poco más de un año desde que comenzara a andar el actual mandato en los Cabildos insulares. Es tiempo suficiente para realizar una valoración, institucional y política. Ya avanzábamos cuando se cumplieron 100 días, un primer balance; doce meses después de la toma de posesión toca exponer, y por ende examinar, lo hecho. Y toca hacerlo en Gran Canaria, como lo ha hecho institucionalmente el Presidente del Cabildo en representación del gobierno, y como toca hacerlo, políticamente, a los grupos que sustentan ese gobierno, como el Partido Socialista. Hacerlo desde las áreas que tenemos delegadas, hacerlo desde nuestras propuestas, muchas compartidas, muchas recogidas, en el programa de gobierno. Hacerlo desde el convencimiento de que el camino es el trazado, el del esfuerzo en común, el de compartir posicionamientos, y el del diálogo perenne que ha dado los frutos en la gestión del gobierno insular. Gobierno por el que seguiremos esforzándonos, porque vamos en la ruta correcta: la de mejorar el día a día de quienes viven y sienten Gran Canaria desde el gobierno progresista que la isla necesitaba.

Un año después respondemos en las áreas delegadas del Cabildo social al que aspirábamos y por el que prometimos trabajar en el contrato que firmamos con la ciudadanía. Un Cabildo social exigido por las circunstancias: el alto índice de desempleo; la brecha, mayor en esta isla que en otras, entre ricos y pobres; la ausencia de cohesión, los problemas estructurales. Un Cabildo social es aquel que cambia sus presupuestos ante la realidad de necesidad económica.

Y eso hicimos, aparte de las lanzaderas generadoras de empleabilidad, poniendo en marcha, y defendiéndolo desde el área de Empleo, un plan social que diera oportunidad laboral a cientos de familias grancanarias sin ningún tipo de ingresos. Cinco millones de euros para una actuación de choque, de difícil ejecución administrativa por ese embrollo ininteligible de competencias entre administraciones, pero que valientemente lideró el Cabildo de Gran Canaria porque en cuestiones como el empleo no cabe marcha atrás. No cabe, y por eso criticamos duramente entonces, y volvemos a hacerlo hoy, al anterior gobierno del Cabildo que renunció a dos millones de euros del Gobierno canario para empleo social en Gran Canaria y que por el no del Cabildo fue a parar al resto de las islas. Imperdonable.

Como imperdonable hubiera sido no acometer de urgencia, nada más llegar, como hicimos, desde la consejería de bienestar social, un plan contra la pobreza, de otros cinco millones de euros, para emergencia, junto a Ayuntamientos y ONG. O aumentando, como no se había hecho antes, las partidas presupuestarias para el área social.

Planes ambos que, aunque han sido matizados e incluso criticados por algunos, son, indiscutiblemente, y eso no admite crítica, marca propia y actuación única del nuevo gobierno progresista del Cabildo de Gran Canaria.

Ojalá las circunstancias no hubiesen exigido hacerlo, pero inadmisible que ante semejante realidad, otros, que gobernaban antes, no lo hicieran.

Como social ha sido negociar hasta la extenuación con los sindicatos para preservar, mejorar, dignificar, los puestos de trabajo, o hacer una convocatoria de listas de reserva absolutamente inédita por lo multitudinaria, que dé oportunidad laboral a quienes la merecen.

Social ha sido abrir líneas de transporte interinsular donde no las había, o dotar de marquesinas a quienes llevaban años pidiéndolo, o ayudar a los transportistas, generadores de empleo, a tener los espacios que se les prometió y no se les dio, o negociar hasta el agotamiento con empresas sociales.

Social es que se ayude a las niñas y niños que hacen deporte con sus licencias federativas, aumentando como nunca la aportación del Cabildo, más a ellas que a ellos, porque hay una realidad a combatir: por cada cuatro niños federados, una sola niña. La lucha por la igualdad en el deporte, una exigencia.

Como una exigencia, absolutamente social, es que se prioricen actuaciones y se desbloqueen entuertos en la conectividad: carretera de Piletas, obras de emergencia como Temisas o El Risco, apertura IV Fase o abrir la nueva carretera de La Aldea han sido o serán realidad en este año, y no pocos esfuerzos se han hecho en estos últimos doce meses desde el Cabildo para ello.

Este camino es solo de ida, y hemos trazado un cuarto de trayecto. Gran Canaria debe, cuando acaben estos cuatro años de gobierno insular, estar mucho mejor que como la recogimos. Ha pasado un año y ya lo está. Cierto que no cabe la auto complacencia; cierto que, seguro, hemos cometido errores; cierto que mientras haya un persona sin empleo ni esperanza, nuestro trabajo estará inconcluso, y cierto que hemos levantado expectativas que con nuestro esfuerzo procuraremos no defraudar. En ellos seguiremos el grupo socialista en el Cabildo, en ello seguirán nuestros cinco consejeros, Elena Mañez en Política Social y Accesibilidad; Gilberto Díaz en Empleo y Transparencia, Paco Trujillo en Transportes, Maribel Santana en Recursos Humanos y Organización, o quien firma en Deportes, Obras Públicas e Infraestructuras.

Y todo el Grupo socialista comprometido con el gobierno progresista que hemos conformado, trabajando recíprocamente con los socios de gobierno, y escuchando a los grupos políticos que fiscalizan nuestra labor.

Y dando cuenta y también la cara, ante nuestras acciones, por el bien siempre de Gran Canaria.