La Provincia - Diario de Las Palmas

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CRITICA Poesía

'Otro uno, desconsuelo'

Puede que el Parnaso, el lugar del que habla la mitología clásica, tenga alguna sucursal en Canarias porque, desde que se atribuyen a esta tierra apelativos tan contundentes como Jardín de las Hespérides, Islas Afortunadas, que forman a su vez parte de ese conjunto de perlas del atlántico llamada la Macaronesia, que algunos consideran restos de la mítica Atlántida, no ha dejado de ser un vivero de poetas. Es que aquí, queramos o no, se palpa la inspiración, se respira, se siente cada momento. Las Musas, empujadas por los alisios, soplan sobre las mentes de nuestros imaginativos creadores, originando un río de obras que no cesa. Es, a su vez, un torrente de lava ardiente que marca de forma visible nuestras vidas. Es posible que cada uno de los que aquí hemos nacido, e incluso los que son forasteros pero viven en las islas, tengamos esa Musa adormecida y en ocasiones, hay que despertarla, demostrar que no está muerta.

Dos vates canarios, Aquiles García Brito y Adolfo García García confiaron en mi para que animase al lector, al ciudadano, a que abriera la puerta de su obra conjunta Otro uno, desconsuelo. Para que se comprobase que nos encontramos con dos creadores de gran personalidad, en los que se refleja un contraste de pareceres y de estilos. Aquiles, haciendo honor a su nombre, se ha instalado en Canarias, no para conquistarla con la espada, con la astucia, o con la fuerza, sino para dejar su tendón plagado de otras armas no letales que traen más comprensión, cantos a la vida y al amor, empleando las contundentes armas de la palabra y el diálogo.

La poesía tiene sabor dulce, pero debajo se esconde el amargor de las injusticias, de los sinsabores, de las tristezas de amores baldíos, de reivindicaciones frustradas. Y también cantos de gloria y alabanza, para variar. Existirá una execrable poesía de adulación, de exaltación de los tiranos, desarrollada por los sicarios de la pluma. La poesía se encuentra en todo lo que nos rodea y penetra hasta en las zonas abisales o en las grutas misteriosas. No surge tan sólo en tiempos de bonanza sino en circunstancias adversas. En sus Odas Olímpicas, Píndaro alude al heroico guerrero de Troya: "Y entrambos concedieron/estancia en aquella isla/ a Cadmo y a Peleo/. Allí condujo Tetis,/ablandando con ruegos/el corazón de Jove,/a Aquiles, cuyo acero/derribó a la columna?" Y el máximo aedo de las epopeyas helénicas, aunque no pudiera verlas Homero perpetuó aquellas hazañas, envueltas en leyendas sobre el Olimpo.

Aquiles García canta a su entorno, al puerto, al mar, a la playa, a los balandristas, a los lobos de mar y los eleva a cotas sublimes, con cariño y nostalgia. La poesía es una fuerza surgida del interior, basada en la vida misma, en la experiencia, en el momento adecuado, en la realidad cotidiana. Nada escapa a su consideración y análisis. Aquiles, el nuestro, no tiene solamente su cerebro inmerso en los personajes de la Iliada homérica, sino que se introduce en otro mundo más cercano en los apartados que titula Habitación de matrimonio, La Playa, El Puerto y la Luz y Demás intemperies.

Martí expresa el amor a su patria que ya vislumbra libre, aunque tuviese que pasar por la desdicha de una guerra que nadie deseaba. El espíritu de Bolívar había penetrado en el alma de los mambises, que no eran solo esclavos, negros y mulatos, sino blanquitos y terratenientes que anhelaban una Cuba libre.

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