La Provincia - Diario de Las Palmas

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Inventario de perplejidades

La visita del emperador

Ha pasado fugazmente por España el Emperador. Está en los últimos meses de su mandato pero en vez de conformarse con su papel de "pato cojo"( así llaman los norteamericanos a los presidentes que ya no pueden aspirar a la reelección) vino a Europa para reafirmar la estrategia militar de su país como potencia dominante en esta parte del mundo. En Polonia (¿donde mejor?) se reunió con los antiguos miembros del fenecido Pacto de Varsovia, aquel que agrupó a la Unión Soviética y países satélites para defenderse de la OTAN. Estos países satélites han cambiado espectacularmente de órbita y ahora forman parte, junto con Estonia, Letonia y Lituania, del escudo antimisiles y de las fuerzas de intervención rápida de la OTAN que están acantonadas cerca de la frontera rusa. Y en España visitó Rota (Cádiz) la mayor y más importante base naval de Estados Unidos en el Mediterráneo y uno de los enclaves estratégicos que el general Franco cedió a Washington a cambio de apoyo diplomático y de una jefatura vitalicia para el militar ferrolano. En los muelles de Rota tienen su base los cuatro destructores norteamericanos que forman también parte del llamado "escudo antimisiles". Cuando el ya claudicante gobierno de Zapatero ( con la complicidad de Rajoy) autorizó casi furtivamente su instalación, nos explicaron que estaban allí para defendernos, a nosotros y resto de europeos, de una posible agresión por parte de la República Islámica de Irán o de Corea del Norte. Aunque en la practica ocupan buena parte de su tiempo patrullando por el Mar Negro como fuerza de disuasión respecto de Rusia, a la que hay que convencer de que su papel hegemónico en Europa ya es cosa del pasado.

Las ventajas o perjuicios de que España forme parte del escudo antimisiles no forman parte del debate político y posiblemente no lo hagan nunca, o de manera tangencial con este gobierno o con cualquier otro en el futuro. Ya lo dijo Obama: "Sea cual sea el gobierno, España seguirá siendo un aliado sólido". Tan sólido que el presidente norteamericano le señaló tareas en el entrenamiento de las fuerzas iraquíes en la lucha contra el llamado "Estado islámico", en la nueva fuerza de despliegue rápido de la OTAN en territorio europeo , y en el control de la emigración en el área mediterránea. Al margen de todo ello, resultó curioso el espacio de tiempo que dedicó Obama a dialogar con esa clase política absolutamente dócil y confiable desde la perspectiva de los intereses norteamericanos. Leo en la prensa que dedicó solo diez minutos a las entrevistas con los señores Sánchez, Iglesias y Rivera. Con el señor Sánchez habló brevemente de baloncesto ( ¿qué se puede decir en tres minutos?). El señor Iglesias se le declaró muy cercano al proyecto político del demócrata Bernie Sanders , el candidato opositor a la señora Clinton. Y el señor Rivera le anuncio que asistirá a la convención del partido demócrata se supone que para manifestar su simpatía hacia la señora Clinton. El partido demócrata norteamericano, en sus variadas tendencias, es el equivalente europeo de un partido liberal y si el señor Iglesias y el señor Rivera coinciden en esa sintonía ideológica empiezo a no entender nada de nada. Claro que, todo puede ser una malicia del periódico donde leí la información.

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