Por higiene democrática, este país no debería permitirse otros cuatro años del presidente del Partido Popular en La Moncloa.
Por higiene democrática y con independencia de que el PP haya vuelto a ser otra vez el partido más votado, por incomprensible que a muchos esto último nos parezca.
¿Acaso falla algo en nuestra educación democrática y cívica cuando esas cosas ocurren, cuando no se castigan en las urnas, como parece que correspondería, la corrupción, los abusos o la mentira?
Por higiene democrática, el todavía presidente en funciones debería haber dimitido hace ya tiempo por haber cuando menos tolerado tantos y tan escandalosos casos de corrupción en sus filas. Y no vale que su partido diga que los escándalos afectan también a otros.
Por higiene democrática no debería seguir gobernando un partido que, con claro abuso de su mayoría absoluta, hizo escarnio de la misma democracia, despreciando a sus rivales a lo largo de toda una legislatura.
Por higiene democrática debería pasar cuanto antes a la oposición un gobierno que tan descaradamente se ha dedicado a manipular medios e instituciones que deben estar al servicio de todos los ciudadanos y que aquél parece considerar como su particular cortijo.
Un gobierno que ha concedido además amnistías fiscales que beneficiaban a los grandes evasores mientras, con el pretexto de una austeridad dictada por Bruselas, recortaba prestaciones y derechos sociales y laborales a los más débiles.
Por higiene democrática, ningún grupo político de los ninguneados por el PP durante los más de cuatro últimos años ni ningún emergente que aspire a regenerar el Parlamento debería ahora siquiera abstenerse para permitir una nueva investidura de Mariano Rajoy.
Por higiene democrática debería haber llegado ya hace meses a un acuerdo toda la izquierda junto a las fuerzas autonómicas para intentar imprimir a este país el nuevo rumbo que tan urgentemente necesita.
Por higiene democrática deberían todos esos partidos olvidarse una vez de movimientos tacticistas y "sorpassos" y demostrarles a los ciudadanos que son éstos, y no simplemente los sillones, lo que realmente les importa.
Por higiene democrática debería por fin Mariano Rajoy demostrar altura de miras y dejar paso a algún dirigente más joven, menos comprometido por los escándalos y capaz de regenerar en la oposición a su partido.
Por higiene democrática no podemos resignarnos a lo que tenemos.