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Se buscan pokémons para gobernar

Si los buscas, los encuentras. El jueguecito de realidad virtual es la locura del verano, así que allá que fui a buscar pokémons que puedan gobernar. No falla. Estaban porque, aunque sea la del móvil, matan por salir en pantalla.

Se asomaron enseguida al saber que el teléfono grababa. Pero solo de reojo porque andaban con las estampitas. Unos las intercambiaban por sillones en la Mesa del Congreso y otros recontaban los cromos a ver si les daba para comprar más vidas.

Y todos hablaban. Como cotorras. Calificaban de despropósito tener que volver, por tercera vez, a las urnas al mismo tiempo que "contigo no" eran las palabras mágicas más repetidas. Nadie les ha dicho que los que estamos en la vida real nos damos cuenta de que no es posible cumplir, de forma simultánea, con las dos sentencias.

Es lo que tiene ser machangos en la realidad virtual: lo que pasa en el mundo normal puede esperar y ya se resolverá. Que España tiene que ajustar sus cuentas entre 8.000 y 10.000 millones, pues lo arreglamos subiendo una de las muchas fases del juego.

Es decir, patada palante aumentando los pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades y cuando llegue la liquidación final, y se tenga que devolver lo anticipado a las empresas, ya veremos qué hacemos, que tampoco vamos a estar ahora con tanto detalle.

Lo que viene a ser una subida de impuestos en diferido, esa fórmula tan recurrida de algunos, porque me apuesto un Pikachu -que así se llama la figura estrella del juego- que la medida tiene todas las papeletas de mantenerse en el tiempo.

Un invento que a Bruselas le ha parecido una trampa para sumar puntos en esto de cazar pokémons. De ahí que exija un poco más de seriedad para reducir el déficit porque el caminito que está cogiendo 2016 es, para variar, también el del incumplimiento.

Pero eso a Pikachu y compañía no les preocupa mucho. Están absortos en buscar el mejor escondite para que no los encuentren y los aturullen con problemas reales.

Como lo es no poder fijar, a falta de gobierno, el techo de gasto de la Administración central que condiciona no sólo sus presupuestos sino los de las comunidades autónomas y ayuntamientos. O sea, que como estos no espabilen, estamos a punto de paralizar, de verdad, todo este país.

Por no hablar de que llevamos meses y meses sin hacer leyes, figura que nunca pensé que echaría tanto de menos. Muchos son los asuntos pendientes como cargarse esa infame reforma laboral, dar solución a las pensiones, aliviar de cargas burocráticas y costes a las pymes, acelerar las políticas de innovación, mimar la inversión, avanzar en un sistema energético sostenible y un largo etcétera.

Cosas que no están en el mundo Pokémon. Un mundo en el que me empeño en entrar para trincarlos, meterlos a todos en ese Congreso y que no salgan hasta que formen gobierno. Pero la intención no basta. Siguen en el escaqueo porque la realidad virtual es más cómoda y además nos supera.

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