Arrancó la edición del Festival 2016 con un concierto nocturno en el Templo Ecuménico. La soprano mexicana Laura Chuc, el trompetista (y director del certamen) Sebastián Gil y el organista Sergio Alonso presentaron el programa El virtuosismo de las cantatas y sonatas barrocas. Algunas páginas a solo de órgano dejaban descansar a la cantante y el trompetista, presentes a dúo y a trío en el resto de la velada. El saber del Barroco se hizo explícito en progresión de menor a mayor dificultad, con títulos de Vejvanovsky, Biber, Vivaldi, Martini y, singularmente, los dos Scarlatti, Haendel y Bach: el primero con un aria de gran compromiso y el segundo con una de sus cantatas de caza, una pastoral organística y el aria de la cantata sagrada Exaltad a Dios en todos los países.
Importante recorrido a lo largo y ancho del siglo XVIII, certeramente enfocado en la estética global y en las diferencias de estilo. La soprano tiene un grato color, buen gusto en la vocalización de las melodías y un fiato poderoso para los largos melismas de glosa y ornamentación propios de la época. En algunas de las piezas rivaliza en aliento con la trompeta y logra fundir en claro diálogo sus fonaciones virtuosísticas con el brillante tañer del instrumento.
Sebastián Gil es un trompetista extraordinario, el mejor de los activos en Canarias, con prestigio e invitaciones de ámbito internacional. Utilizó instrumentos de diferente afinación para ajustar el sonido al despliegue de las tocatas sin voz y al diálogo equilibrado con la cantante. Sergio Alonso, consumado maestro en todo el orgánico de tecla, prestó su noble experiencia al acompañamiento organístico y al juego en-tre iguales que exigen los más grandes nombres del programa.
Culto y completo programa. La única reserva apunta al exceso de reverberación del templo, especialmente ingrato para la voz humana.
