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Reflexión

El incierto proceso de consolidación de la democracia en Turquía

Mientras que los todólogos y diversos expertos políticos alrededor de los medios de comunicación y de las redes sociales se expresan de forma bárbara sobre Turquía, desestimando con unas pocas líneas los recientes acontecimientos que tuvieron lugar en Ankara y en Estambul con unas certezas que parecen iluminados por Dios, es imprescindible proceder con extrema cautela también en este caso, y por lo tanto desconfiar de los análisis superficiales e inexactos.

Todo esto en gran parte es debido a la poderosa propaganda ideológica de estos tiempos y al hecho de estar en el deber de poder explicar todo lo que sucede en Oriente Próximo con fuertes connotaciones demagógicas y populistas y que les conduce a utilizar de forma totalmente inapropiada, confundida y equivocada, conceptos muy específicos tales como dictadura o autoritarismo cerrado, sistema dictatorial, democracia, islam, islamismo, "golpe de estado", laicidad, laicismo, y así discurriendo hasta llegar a la complicada pero para algunos simples relaciones entre Turquía, los otros Estados en Oriente Próximo en particular Irak, Irán y Siria, la UE, Estados Unidos y Rusia.

Estando de acuerdo en que la situación geoestratégica de Turquía, miembro de la OTAN, es una de las más complejas del panorama político mundial en las Relaciones Internacionales y en la Geopolítica, podemos recordar ante omnia al menos dos de las teorías que han tenido mucho éxito en relación con el sistema internacional en el que nos encontramos y que pueden ofrecer algunas ideas interesantes para reflexionar acerca de los últimos acontecimientos.

Según Huntington la estructura actual del sistema internacional no está dentro de los tres modelos convencionales (unipolar, bipolar y multipolar), sino en una especie de híbrido definido mundo unimultipolar con una superpotencia y varias grandes potencias. En este mundo, dadas las diferencias entre el poder militar, el poder económico y los diversos centros de poder probablemente encontraremos una reducción del conflicto entre la superpotencia y las diversas potencias regionales, por otra parte inevitable en un mundo unipolar1.

Joseph Nye, conocido por el paradigma de la interdependencia compleja, por otro lado contempla la distribución del poder como un juego de ajedrez tridimensional entre los estados y otros actores, en el que ubica en la parte superior del tablero el poder militar detenido por los Estados Unidos delineando una estructura claramente unipolar; en la parte intermedia el poder económico está repartido más uniformemente entre los EE UU, Japón, la UE y los distintos países emergentes, incluyendo, en particular, China; mientras que la parte inferior se caracteriza por la presencia de todas esas relaciones transnacionales que cruzan todas las fronteras estando fuera del control del Estado, tales como por ejemplo la especulación financiera o las redes terroristas, donde el poder permanece dispersado y para el cual Nye considera básicamente inútil hablar de unipolaridad o multipolaridad2.

Dadas las dificultades para enmarcar con certeza el sistema internacional de acuerdo con unas diferentes perspectivas teóricas, podemos entender la complejidad de las relaciones entre los Estados en las últimas décadas, y me pregunto cómo es posible que alguien pueda conocer verdades absolutas, y simplistas que ni tan siquiera existen en este campo.

Además me gustaría aprovechar esta oportunidad para arrojar más luz sobre el régimen político de Turquía que está creando muchas confusiones.

El régimen político de Turquía no es absolutamente una "dictadura" como de forma propagandística se afirma a menudo, y en Política Comparada sobre todo en relación a las últimas décadas se ha definido de muchas maneras dependiendo de los indicadores utilizados, y también por la presencia continua de los veto players y de dominios reservados (es decir, actores formales e informales con capacidad de decisión e influencia sin estar sujetos a la responsabilidad política), y en este último período oscila siempre entre los diferentes tipos de democracia defectiva (flawed democracy) y un régimen político híbrido que tiene sus elementos propios de una democracia y otra característica de un régimen autoritario3.

En relación a la intervención militar en los asuntos internos de Turquía, tenemos que recordar diligentemente que siempre ha sido una constante en su historia, y lo del 15 de julio de 2016 fue la sexta intervención desde su fundación como República en el 1923 (incluyendo los intentos)4.

La pregunta de un millón de dólares es: ¿Que traerá esta última intervención militar fallida en Turquía?

Traerá una mayor democra- cia o asistiremos todos a un re-troceso en el proceso de democratización?

Todavía es demasiado pronto para tener una respuesta, pero sin duda fortalecerá el liderazgo de Erdogan, que tiene como objetivo cambiar la Constitución y la conversión del sistema parlamentario turco en un sistema presidencial, además de limpiar el actual mundo militar.

Para concluir, hubo un hecho que se convierte en un foco de luz para cualquier analista político, o sea la actitud bastante ambigua de la UE y particularmente de los EE UU hacia su aliado de la OTAN de no condenar de inmediato tanto la intervención militar como la violencia hasta su derrota, lo que hace que sea probable la teoría por la cual los Estados Unidos esperasen la victoria de las fuerzas armadas, o que estaban involucrados en la revuelta que tiene como punto de referencia a Fetulà Gülen, exiliado y bajo la seguridad norteamericana, acusado por Erdogan de terrorismo y de ser el cerebro de este intento fallido militar.

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