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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El club de los pensionistas muertos

La muerte tiene un consuelo, una prolongación que no alcanza la perfección de la criónica, que es ser congelado en nitrógeno liquido tras fallecer para ser curado en un futuro, pero que nos mantiene igual que una célula durmiente, incrustado en las bases de datos de la Administración pública, resucitados sólo a principios de mes. De esta sensación al límite, un agujero negro de la vida, gozan nada menos que 30.000 españoles muertos que aún cobran una pensión. La circunstancia es de lo más morbosa: un entorno cercano coge al difunto y le pone sus mejores atavíos para enviarlo a la morada más espiritual. Vuelan la carne, la conciencia, la razón, el ser, el olfato, el sabor, la libido... Desaparece todo menos una identidad inmaterial, estratosférica, que logra sisarle a la tuerca de la burocracia, mes a mes, el pago de un subsidio a un fulano invisible, ya enterrado en un respetable camposanto o esparcido como cenizas en una montaña verde. Todo esto es exageradamente literario: en los hogares de la ocurrencia todo prosigue al mismo ritmo. Ningún control lanzó una alarma en pantalla, por lo que al no darse por enterado Kafka alguno del deceso sucedido la parentela, que ni puso esquela, y hasta lo mismo cavó (ahora que lo pienso) una fosa en la cocina como nicho, decidió incorporar el emolumento del fiambre como una cuestión lógica. Es decir, hay pensiones que llegan por vía postal o ingreso bancario, pero la que nos ocupa, en concreto, surge desde los forcejeos de Edgar Allan Poe con lo invisible, sobre todo desde el placer y el miedo que produce provocar la distorsión de los poderes controladores: nada menos que 30.000 españoles son como vampiros insaciables, que están en otra vida, que desde un lugar desconocido se frotan las manos de gusto al ver cómo nadie les ha puesto la etiqueta ha causado baja. El día que llegue el inspector tendrán que pagar la estafa más la multa, pero el tapado será recordado como miembro del selecto club de los pensionistas muertos.

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