La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aforismos y expresiones canarias

Gente rica, gente (d)el diablo

La expresión se suele entonar como solapado reproche ante quien hace ostentación pública de aparente riqueza o exhibe o da muestras de su capacidad económica. Sobre todo cuando se trata de un nuevo rico o aspirante a serlo. El adagio re-zuma el sarcasmo y la ironía propias del carácter socarrón del hombre canario. Y como quien no quiere la cosa, se lanza una puya como un dardo envenenado con el sentencioso comentario; dado el fastidio que, de sólito, provoca en el prójimo el alarde de una condición superior o de privilegio material. Y cuando tal jactancia se hace sin la debida delicadeza y sin miramiento hacia el que no posee la misma fortuna, para evitar herir la sensibilidad, causar resentimientos o envidias insanas en el prójimo, se apostilla socarronamente en estos casos, con un tono sarcástico: "¡Ños, coche nuevo!: gente rica, gente (d)el diablo"; donde el 'del' casi no se pronuncia, sino que se transforma en artículo determinado que precede al mismo 'diablo', y todo ello entonado con ese dejillo jeringón que arrastra y envenena la frase.

La carga ideológica de la expresión hunde sus raíces en algún dogma bíblico, o evangélico, para ser más precisos, propio de la influencia cultural judeocristiana. Conocida de todos, verbigracia, es la parábola del camello y el ojo de la aguja que advierte de las dificultades -cuando no, del veto- a ingresar en el reino de los cielos a todos aquellos que hayan sido tocados por la diosa fortuna. En el sentir popular existiría una convicción profunda -aunque sea a niveles inconscientes- de identificar la riqueza con el pe- cado, el mal y, por ende, como obra del demonio. Propio de una sociedad adoctrinada den-tro del pensamiento y el credo cristianos.

En cierto modo, la locución se sitúa en las antípodas, casi como una antinomia, del 'sí , Juan, la finca es tuya y el coche es mío', que comentaremos en otra ocasión.

Pero en el gente rica, gente (d)el diablo se solapa también cierta carga de codiciosa envidia que esconde muchas veces la vehemente ruindad de quienes no digieren que en su entorno surja gente que prospere y despunte, aun cuando sea a base de encomiable esfuerzo, valor y trabajo; lo que debería ser más motivo de halago que de reproche. Sin embargo, no siempre se encaja bien el progreso y la buena fortuna de quien hasta hace poco era tu igual y ahora ostenta una condición envidiable.

Compartir el artículo

stats