Casualidad o mala praxis. En las últimas horas se han caído dos árboles de gran porte. Uno, en Las Palmas de Gran Canaria, que dejó un buen susto. Otro, en Lanzarote, con el desplome de un drago que dejó a cuatro turistas magullados. Habría que preguntarse si se está actuando correctamente con las especies, o existe un problema de fondo. Y sin entrar en quienes ponen todo su empeño en secarlos a las bravas.