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Rubén Reja

El análisis

Rubén Reja

Ecotasa con rigor

Sí a la ecotasa. Con todas sus letras y sus consecuencias. Cobrar un euro a cada turista que llegue a Canarias no es descabellado. Este impuesto turístico no supondrá una caída de las reservas ni ahuyentaría a las masas. Falacias. Una imposición que no es nueva y que existe en muchos lugares del mundo y que no representaría la quiebra de los depredadores del sector (turoperadores). Este pago por llegada, del que debe estar exento el residente al moverse entre islas, tendría como objetivo compensar el desgaste que provocan los visitantes que cada año eligen las Islas como destino vacacional. Los extranjeros usan zonas públicas y las infraestructuras que se deterioran. La acertada utilización de estos ingresos, que habría que controlar con sumo cuidado para evitar despilfarros innecesarios, debe ir enfocada a paliar los posibles impactos de los turistas que acogen las Islas. La tasa tiene que focalizarse, siempre de forma correcta, en el mantenimiento, desarrollo y difusión del destino o al cuidado del medio ambiente. Además, otra de las salidas del mismo pasaría por fomentar los espacios naturales, adecentar espacios públicos y cualquier otra instalación de la que el turista deba hacer uso y disfrute. Hablamos de un euro sólo por llegada (hoteles y apartamentos), y muy lejos de los dos euros por persona y día de estancia que cobran, por ejemplo, en Lisboa, o los diez euros que te exigen a la entrada en la tocada Turquía. A estos les sigue una ristra de países como Noruega, Suecia, Austria, Alaska o Colombia entre muchos otros. Una de las incertidumbres, lógica ante la ineficaz gestión y los casos de corrupción que soportamos, es la falta de confianza en que los fondos sean utilizados con rigor. Es probable que la población no esté lo suficientemente concienciada con el medio ambiente dentro del sector turístico y, por tanto, no le dé la importancia que merece. No obstante, teniendo en cuenta la prioridad que tiene actualmente la preservación del entorno, la ecotasa contribuiría a llevar a cabo políticas de turismo sostenible que beneficiarían a la conservación del patrimonio. Algo que muchos turistas extranjeros verían con buenos ojos, ya que Canarias no solo va una hora por detrás en las señales horarias, sino con el cuidado de lo suyo. Mucho guarro por estos lares. La concienciación por mantener los espacios públicos que lleva en el ADN un foráneo dista mucho de la realidad del canario. Sólo hay que echarle un vistazo a las calles, al campo o las playas de las Islas después del paso de la marabunta local (hay excepciones) para comprobar el grado de suciedad y deterioro que existe. En este sentido, para que el beneficio sea óptimo, y a fin de no generar reacciones negativas en la población residente, hay que insistir en la idea de dejar exentos a los residentes. Esta exención se haría extensible a los turistas españoles (también los catalanes) implantándose únicamente a los visitantes internacionales. No obstante, viendo los antecedentes de la implantación de este impuesto en España, haría falta un estudio previo para establecer el quantum y el modus operandi de implantar una ecotasa con rigor.

(*) @Rubén Reja

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