La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Torpedo de humor

Sin que haya por medio vidas humanas, que ya es relevante, volvemos a estar en la coyuntura sobre los límites del humor, es decir, si la libertad de expresión con risas y mucha mala milk es un combinado con el que hay que enjuagarse las encías irremediablemente, puesto que hay que seguir la ironía y el trasunto intelectual, pues de lo contrario se encuentra uno en el catálogo de personalidades que carecen de cintura, de acidez mental o de sarcasmo guerrillero. Todo estas justificaciones están muy bien para los de la revista El Jueves, pero hay que admitir que al resto de los mortales (o majoreros) puede sentarles fatal y dañar ciertos orgullos una interpretación tan de las suyas: ellos están en su posibilidad de decir que Fuerteventura es "el Caribe de los pobres", y los insulares están en disposición de sentirse insultados y defenderse frente al dispendio de mala uva. ¿O es qué el humor es sagrado? Cuando uno o varios humoristas más el viñetista de turno preparan una ración ("el aloe vera es la segunda planta más consumida después de la marihuana") como la dirigida contra Fuerteventura se piensa en un torpedo potente, por lo que frente a la dimensión del ataque cabe una respuesta no menos digna. Nadie debe extrañarse por lo mal que ha sentado el contenido de la sección Guía para sobrevivir, ni tampoco debe acudirse al argumento del exceso de celo de los representantes de la Isla con sus protestas. Para nada. El humor que busca levantar ampollas es así: al día siguiente, conocida el grado de provocación obtenido con su intencionalidad, hay reacciones de todo tipo. Lo que no suena bien es creer que el humor y sus acompañamientos no tienen consecuencias. Hay que respetarlo, y bendito humor y sus revistas, sobre todo en tiempos de censura, pero también le corresponde asumir (incluso con humor) las tempestades que provoca a su paso. Existen humoradas que tardan mucho tiempo en ser desarticuladas o entendidas, pero hay otras que van directas al grano. Personalmente me interesan estas últimas, ponen en evidencia la capacidad de resistencia de una sociedad, el grado de autoestima de sus políticos y la debilidad de los que son objeto de la ironía. Y Fuerteventura no iba a ser menos.

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