En Turquía, el premier Erdogan, un turco terco si los hay, ha derrotado al golpe militar en su contra y es dueño de la situación. Prometió venganza -represalias digamos- y amenazó con reinstaurar la pena de muerte (¡y adiós a la UE!).
La purga -el contragolpe- no se hizo esperar. Ya van como 60.000 personas detenidas y/o destituidas (y aumentando): 6.000 militares, 9.000 policías, 3.000 jueces (¿jueces vinculados a un golpe militar?), 30 gobernadores, un tercio de los generales y almirantes y hasta al edecán del propio Erdogan. Sin embargo alcanzó a decir: "En las democracias... las demandas... son debatidas en las instituciones y haremos todo lo que sea necesario". Pero también: "No es un operativo de 12 horas".
El centro del antro
Turquía tiene una superficie mayor que Francia y 75 millones de habitantes (Alemania, 80 y el RU, 65). Basta con mirar el mapa para ver la importancia geoestratégica de Turquía, que además es -moco de pavo- la segunda potencia militar de la OTAN, sólo detrás de USA, con una fuerza combinada de un millón de efectivos.
Turquía cumplía su rol de buffer state -estado tapón- entre la Unión Europea (a la cual es eterno aspirante) y Siria/Irak, el "centro del antro", ubicuo territorio del terrorista Estado Islámico. La zona de guerra más difícil ahora y de donde (Siria) surge la mayoría de la conflictiva inmigración a Europa.
O sea, que Turquía no era sólo un tapón en lo militar sino también en lo político -democracia pero con peros- social y religioso (mayoría musulmana, pero país laico); y utilizado por la Unión Europea para alojar a los no deseados inmigrantes sirios. De momento el contragolpe de Erdogan es tan fuerte que muchos creen que sabía del golpe y lo usó para obtener más poder. Nadie sabe lo que pasará con y en Turquía.
Órdago
El órdago de Erdogan es claro. Exige -no pide, exige- el apoyo de la UE y USA en su intensa purga tras el golpe. La Unión Europea necesita de Turquía para manejar el grave problema de los refugiados -xenófobo, pero real-, y USA la necesita por la base militar de Incirlik, para sus ataques al EI.
Cansado de décadas de antesala a la Unión Europea, Erdogan se rebela. No impondrá la pena de muerte -y menos aun para delitos previos a su sanción, una verdadera barbaridad jurídica-, pero se guarda la carta para el futuro. Y hace valer su estatus como segunda fuerza militar de la OTAN (un millón de tropas y armas nucleares de USA). Si la UE y USA quieren seguir contando con Turquía deben apoyar a Erdogan.
Nadie sabe lo que pasa en Turquía. Como dijo con gracia Yeray Calvo en Público (17 07 16) "Si no sé lo que hay en un kebab cómo voy a saber lo que pasa en Turquía".
La situación puede compararse a la de Argentina en los 60. Los militares estaban divididos en "azules", partidarios de la Constitución y aceptar a Perón, y los "colorados" o "gorilas" que se oponían terminantemente. Triunfaron los "azules" y Perón volvió. En Turquía parece ser que hay militares pro-Erdogan, y militares anti. Habría que saber quiénes tienen más mando de tropa, como ocurrió en Argentina. De momento Erdogan controla la situación. Parece. Pero no se sabe por cuánto tiempo.