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Calafateando

Un Rajoy en estado de gracia

Hace más de cinco lustros, la Justicia de Valencia ordenó detener a seis personas supuestamente marcadas por la corrupción, todas vinculadas al partido Alianza Popular, entre las que se encontraban el tesorero de ese partido, Rosendo Naseiro y sus compañeros Salvador Palop y Ángel Sanchís. Reinauguraban un modo eficaz de hacerse muy ricos con la política: venta de solares recalificados y acuerdos bajo mano con empresarios amorales siempre dispuestos a hacerse cada vez más con el dinero que es de todos; pasando comisiones millonarias para la financiación de AP, que ingresaban en su caja B -ésta existe desde que el partido lo fundó Manuel Fraga-, al tiempo que por el camino ingresaban cantidades millonarias los intermediarios que hacían posible el milagro. Eduardo Zaplana, presidente del PP de Alicante, andando el tiempo fue más explícito: "Yo he venido a la política para forrarme".

Para no cansarles, mis amigos, ¿qué creen que pasó? Que todos se fueron de rositas; por errores judiciales (¿?) del juez Manglano y porque la principal prueba de cargo consistía en unas escuchas telefónicas, autorizadas judicialmente por tráfico de droga, en las cuales aparecen casualmente los encartados hablando de comisiones de dinero negro al PP, fue por lo que al ser la autorización del juez una causa distinta de lo imputado a Naseiro, el Alto Tribunal lo desestimó y quedó archivado. Hasta hoy la impunidad. Todos los tesoreros del PP, desde el Naseiro de Fraga a Luis Bárcenas han sido o están imputados -o investigados, como ustedes prefieran-. El primer partido político de nuestra democracia que la Justicia tiene imputado es el PP. Su sede central de la calle Génova ha sido inspeccionada durante horas por la policía judicial, certificando ésta que los discos duros con su contabilidad B fueron destruidos por completo. Partido que gobierna España, y su presidente, un Mariano Rajoy, que según los papeles o anotaciones de su extesorero Bárcenas, fue uno de los perceptores de los sobres bajo cuerda que se repartieron en la organización, y el que le dijo, en aquellos primeros momentos de su detención por la Justicia: "Luis, sé fuerte?", el pueblo llano no le pide cuentas y se lo perdona todo: el hacer caer el peso de la crisis en las clases medias y en los desharrapados y estratos más vulnerables de la sociedad, mientras que la clase política, los banqueros y ellos, los ejecutores, junto a los detentadores del poder económico, sacando tajada pantagruélica de la tragedia: cada vez más ricos y los trabajadores cada vez más pobres. Rajoy puede ser indolente, servil con Merkel o hacer la vista gorda con la corrupción de su partido, que todo se le perdona; y sin él molestarse mucho la izquierda lo pone todo a su favor. Está en permanente estado de gracia.

Un Mariano Rajoy que usa el incumplimiento de promesas electorales con mentiras como catedrales; que pone el grito en el cielo cuando Zapatero introdujo unos tímidos recortes, casi intrascendentes, mas cuando él llega al poder hace eso mismo pero al cuadrado; que cuando la izquierda quiere llegar a algún tipo de acuerdo con los nacionalistas e independentistas arma un carajear de mil demonios, pero ahora es quien llega a acuerdos secretos con "los que quieren romper España" para formar la Mesa del Congreso, y esto sí está bien. Al PSOE, ni se le ocurra; ha quedado al descubierto la ingenuidad infinita de la izquierda, y qué arrepentido estará Sánchez cuando coja tino. Felipe, Guerra, Bono, Corcuera, Susana y distintos barones estarán exultantes porque Pedro Sánchez no pudo convertirse en presidente del Gobierno con el apoyo de Podemos, sus confluencias y los partidos nacionalistas. También aparece ahora un manifiesto pidiendo Gobierno de Rajoy exministros socialistas, entre ellos Almunia, Solana, Maravall y De la Cuadra; lo justifican por la fatiga y el cansancio democrático, lo que prueba que Rajoy gobierne ya. Pero esto ¿a quién se debe y quiénes nos han traído hasta aquí? Al Comité Federal y los barones del PSOE. Prefieren una España de color azul, reflejo de sus estatus actuales, a esa otra obrera del puño y la rosa. ¿Será esta la señal de que ya el PSOE ha dejado de ser socialista y obrero? ¿Un partido que ha perdido su identidad primigenia, que ya es otra cosa?

Volviendo a Rajoy, si amara a España de verdad, viendo que él es parte del problema daría un paso atrás. Pero -mis amig@s-, a pesar de todo lo aquí analizado, que todo puede ocurrir, lo cierto es que todavía nada, nada se sabe de la formación del nuevo Gobierno: la pera sigue estando en el peral.

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