La Provincia - Diario de Las Palmas

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Reflexión

Un lector arruinado

Alguna vez he comentado que no soy asesor ni consultor, por lo que no me siento cómodo proponiendo recomendaciones, así que nunca contesto a través de estas páginas los correos que recibo. Sin embargo, hoy, en esta nota, voy a hacer una excepción reproduciendo un conmovedor e-mail de un lector que tiene 61 años en el que me cuenta que hace 14 meses percibió una indemnización por despido destinada a complementar los ingresos del paro hasta la fecha definitiva de su jubilación. Nuestro hombre se fue a su banco para hacer una imposición o un depósito que le diera algún rendimiento pero le aconsejaron que, dado que los tipos están muy bajos, lo mejor era comprar acciones en Bolsa del propio banco que "le rendirían entre un 3% y un 4% de dividendo, además de una revalorización esperada de la acción del 10% anual" (sic). Este sufrido inversor me dice que está desolado, pues desde entonces los títulos se han desplomado un 51% y los 109.000 euros se le han convertido en 53.000. Ante la imposibilidad de reclamar por vía judicial y, aunque necesitará los fondos para vivir, le sugiero que espere a ver si sube la cotización y recupera parte de lo perdido. Aprovecho el tirón para decirles a ustedes que la Bolsa se ha convertido en un mercado de especulación salvaje donde los únicos que siempre ganan son los fondos buitre y oportunistas que tiene unos sistemas sofisticados de información privilegiada y que se aprovechan del temor de los pequeños inversores que están prácticamente desprotegidos.

El sistema económico financiero que vivimos, basado en dinero barato y enorme liquidez insuflada por los bancos centrales, incita al gasto y al consumo, penalizando a los ahorradores, así que una buena parte de la población tradicional se siente desorientada y desprotegida con sus pequeños ahorros amasados (por si acaso) con esfuerzo y privaciones. Otro día les hablaré de este modelo económico que me temo que acabará en una gigantesca crisis. ¿Que más les puedo decir del riesgo de la Bolsa, donde nada depende del ciudadano de a pie? Cuando no es la burbuja inmobiliaria, es Grecia, o el brexit o la ralentización del PIB de China, o la caída del precio del petróleo, o la debilidad de los bancos italianos, etc., así que se ha convertido en un mercado para los especialistas en agiotaje que son los que se forran. Fíjense hasta dónde llega la cosa que muchos de los consejeros que son accionistas de las empresas cotizadas prestan sus acciones temporalmente a cambio de un interés a los fondos especulativos que se dedican a provocar la caída del precio de las acciones para recomprarlas más baratas y llevarse una sustanciosa ganancia. O sea que un consejero que, además de cobrar dietas, se supone que tiene que aportar con su presencia en la empresa la creación de valor provoca con este tipo de operaciones el efecto contrario y perjudica a los accionistas minoritarios. En el caso de los bancos españoles esta práctica es habitual y se da la circunstancia de que su cotización media ha bajado hasta llegar al 60% de su valor contable.

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