La Provincia - Diario de Las Palmas

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Sol y sombra

El juego imposible

Una ecuación imposible para gobernar es PSOE-Ciudadanos, por otro lado la única que se ha intentado hasta el momento, si bien es cierto en unas circunstancias algo más favorables por la suma de escaños que las actuales. Ello denota la falta de raciocinio en nuestros políticos empeñados en la cuadratura del círculo. Albert Rivera, que inicialmente parecía el único congruente, ha acabado por convertirse en el ejemplo de todo lo contrario. En vez de aspirar a que su partido encarne el ala liberal del centroderecha, su pretensión parece ser la de supeditar el reformismo pendiente a la cabeza en bandeja de Rajoy.

Sostiene que la única manera de emprender la regeneración política es con caras nuevas en el Partido Popular. El problema es que los lozanos dirigentes del PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos que piden la renuncia del presidente del Gobierno en funciones son los mismos que han perdido dos elecciones sucesivas en seis meses frente a él. Y cabe la posibilidad de que volviesen a perder una tercera, por mayor diferencia aún de votos. Eso explica, entre otras cosas, que Rajoy ha sufrido menos desgaste con el duro mandato de cuatro años y la corrupción que los varones redentores que lo quieren laminar. Una gran evidencia es lo pronto que ha envejecido la llamada nueva política con dirigentes de la talla de Pedro Sánchez, Rivera e Iglesias. Si Rajoy se va, tendrían que irse también ellos por el éxito obtenido y las expectativas defraudadas.

Rivera es en estos momentos el tapón. No quiere pactos con Podemos y los nacionalistas, algo que ya se sabía y es natural, pero obstruye un gobierno del Partido Popular, que, como es fácil de entender, Rajoy aspira a presidir tras haber ganado dos veces las elecciones. Naranjito, hasta ahora, sólo ha anhelado el sueño imposible.

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