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Al azar

Más Rey que jefe de Estado

La visibilidad de Felipe VI se ha reducido desde su coronación. El oscurecimiento no se debe tanto a Pablo Iglesias, que lo ha nominado como eventual presidente electo de una república en dura pugna con Jordi Évole, sino a los desplantes de un Rajoy que rechazó hasta la propuesta regia de presentarse a la investidura. El Rey ha de precaverse contra la célebre expresión del general De Gaulle tras visitar a Albert Lebrun, presidente francés durante la invasión nazi. "En el fondo, para ser jefe de Estado le faltaron dos cosas: que fuera jefe y que hubiera un Estado".

Los partidos políticos españoles se afanan en desmentir la existencia de un Estado, dada su torpeza a la hora de dotarlo de un poder ejecutivo. Felipe VI puede zafarse de esta porción de la admonición gaullista que no le compete, pero está obligado a desmentir la ausencia de una jefatura. Su padre mandaba mediante abrazos, pero los quisquillosos que hoy confinan la movilidad política del monarca olvidan que aquellos estrujamientos podían ser mortales. Juan Carlos I no solo liquida al presidente Arias Navarro, también incluye a Adolfo Suárez en una terna y maniobra para que salga elegido. De acuerdo, eran tiempos de salvajismo preconstitucional. En 1981 ya imperaba sin embargo la Constitución, y el mismo Suárez de antes se ve obligado a dimitir al perder la confianza de un Rey con derecho a interferencias.

Felipe VI es más Rey que Jefe de Estado. Nadie discute su primacía entre los monarcas posibles, el timón estatal es más difícil de gobernar. No debe prestar más atención a la amonestación de De Gaulle que Juan Carlos a la famosa entrevista de Santiago Carrillo con Oriana Fallaci. El líder comunista se despachó a gusto sobre el franquismo y la brevedad que caracterizarían al primer monarca de la restauración. Aquellas declaraciones espolearon el afinado instinto de supervivencia de Juan Carlos I. La corona se hereda, la jefatura hay que conquistarla. Al Rey le corresponde aclarar que están fracasando los cuatro candidatos, y solo ellos. De lo contrario, se hará acreedor a una cita indigna de De Gaulle por su escasa prestancia literaria. "Con su padre, esto no habría pasado".

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