La Provincia - Diario de Las Palmas

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CRITICA 'Cazafantasmas'

Entre fantasmas

Al director americano Paul Feig le gusta ir por libre, ama contradecir las expectativas, contravenir las convenciones, en suma, desconcertar como, simplificando en exceso, cabe deducir de su rechazo a las críticas recibidas por dirigir un reboot (relanzamiento) de uno de los filmes de culto de los años 80, Los cazafantasmas, algo que parece ha enfurecido sobremanera a los fans de la mítica película de Ivan Reitman que revolucionó no sólo las salas de cine, sino también las emisoras de radio con su canción original interpretada por Ray Parker, Jr.: "Si hay algo extraño / en tu barrio, / ¿a quién vas a llamar? / ¡Cazafantasmas! / Si hay algo sobrecogedor, / y no tiene buena pinta / ¿ a quién vas a llamar? / ¡Cazafantasmas!".

La nueva versión de Los cazafantamas es más una apuesta para espectadores ajenos al género fantástico que para los amantes de éste, y está claro que, en este sentido, el director de La boda de mi mejor amiga ha aprendido muy bien las lecciones magistrales de Reitman, al que no se le escapaba donde residía la clave del arrollador éxito de su película, más allá de su música ochentera: para disfrutar de las desventuras de una cuadrilla de cazafantasmas (ahora quienes cazan ectoplasmas son cuatro mujeres) no hace falta haber leído a H. P. Lovecraft, a M.R. James o Shirley Jackson, sino que, bien al contrario, es preferible ignorar sus obras, como la mayor parte del público que acudió en 1984 en masa a verla.

A pesar de que surgen inevitables comparaciones con la obra de Reitman, no me parece que Feig haya asimilado del director de Los gemelos golpean dos veces nada más que unas ciertas referencias compartidas, que van desde Abbott y Costello contra los fantasmas hasta El profesor chiflado. Con todas sus imperfecciones, que las tiene, Cazafantasmas no es mejor o peor que otras secuelas de su misma estirpe. Quizá en lo único que puede superarlas es en su capacidad para reírse de sí misma. Esto sin restarle méritos al trabajo de la dirección artística, al esfuerzo de los especialistas en efectos digitales o la fotografía de Robert D. Yeoman, que confiere un cierto empaque a sus imágenes.

Sin duda, Cazafantasmas tiene sus mejores virtudes en sus intérpretes femeninas, en especial en Melissa McCarthy (una actriz que engulle personajes de toda índole y ralea y condición, cierto, pero que Feig sabe controlar, sacando lo más severo de su registro hasta el momento dentro de la comedia) y, en menor medida, en sus compañeras de reparto, Kristen Wiig, Leslie Jones y Kate McKinnon, ya que sobre ellas y su comicidad se construye todo el andamiaje de la película, que da al espectador lo que éste demanda. Así que ya saben, si hay algo extraño merodeando por el barrio ¿a quién van a llamar? A Melissa McCarthy, por supuesto.

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