El fantasma que ahora recorre la UE es la UExit, la desunión. Y la causa es la economía europea que no levanta. Los mejores economistas -los premios Nobel Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Amartya Sen y más- insisten que lo que lastra y castra a la economía de la UE es la austeridad. El votante español tendría que tener claro qué piensan los candidatos al respecto.
Nuestros electodomésticos, los cuatro tenores domésticos electos que quieren gobernar, no han casi mencionado el tema en los debates. ¿No hay ninguno que quiera emular a Carville y diga: "Es la austeridad, estúpido"?
Si les preguntaran a estos cuatro reyes de la baraja política qué hacer con la austeridad, las respuestas serían desopilantes: Rajoy diría: "Nada", Rivera diría lo mismo, o sea nada, Pedro Sánchez diría: "Lo que decidan los barones del Partido"; otra vez nada, y Pablo Iglesias diría que está abierto al cambio, al amor y al diálogo, pero que no le alcanzan los votos. O sea también nada. De cómo barajar y enfrentar, al búnker de Juncker, cero al as.
Creo que por eso no se deciden a formar gobierno; porque o no saben qué hacer en él, o si lo saben no tienen los cojones o el poder para hacerlo; y menos aún el cacumen y la paciencia para explicarlo ahora.
Mientras tanto: ¡no va más! Como en la ruleta, el crupier ya puso el rastrillo sobre la mesa y la bolilla blanca corre y salta de número en número, de rojo a negro. A ver qué gobierno sale. ¿Y si sale el cero, la indeseable, indeseada tercera elección...?
Z ¿Soberbia o negociación?
Mariano no tenía necesidad de decir lo que iba a hacer (que bajo el sí, se guardaba la carta del no), le bastaba con, llegado el caso, hacerlo. Pero él tenía que decirlo en voz bien alta. Que lo oyeran todos: el rey, los medios, el país entero: "Yo hago lo que quiero". ¿Fue un acto de soberbia?... ¿O uno de negociación?
Probablemente lo segundo (con algo de lo primero): "Aquí estoy yo; y sigo libre aunque tironeando en la lucha de poderes (y palabras empeñadas, interpretaciones constitucionales, etc). Ahora juegan ustedes".
Hace tiempo comparé a Rajoy con un jugador de póker, ahora lo hago con uno de rugby: cuando clava los tacos en el barro, es imposible desplazarlo por más que uno empuje. Pregúntenle a Aznar, que introdujo el monstruo y después no lo pudo mover ni un milímetro.
