En este verano, con sus olas de calor y juegos olímpicos, la lectura matutina de la prensa es más apetecible. Leer las noticias a primera hora con legañas en los ojos, el frescor de la mañana y los cantos de los pájaros. Uno, al ir ojeando los titulares, observa las polémicas del verano. Y lejos de las crisis de las sociedades tradicionales en Gran Canaria, el asunto del Festival de Música de Canarias ha centrado la atención de la editorial y de los lectores. Ciertamente, posiciones no han faltado sobre este asunto, y defensores de una y otra, tampoco. Pero, claro, cuando uno habla de estos macrofestivales, al parecer como producto turístico -muchas ciudades, como Barcelona, se nutren como atractivo y reclamo anual de sus visitantes- y tiene la oportunidad por azar de acudir al Encuentro de solistas de la Vega de Tetir, dirigido por el timple y la templanza del Colorado, uno no sabe bien cuál es el país real. O si quien lo habita piensa en lo suyo, o en lo nuestro.
Desde hace 23 años en Tetir, sin algarabías, con mucha modestia y entusiasmo, vienen desarrollándose los festivales de solistas de nuestra tierra, y en repaso de hemerotecas no he apreciado ninguna polémica sobre estos encuentros, sino los peores silencios. En esta tierra al parecer la cultura de lo propio se ha reducido al estereotipo de pagar unas mesas para comer con tu familia y amigos, vestirse de mago y estar unas horas con una parranda. Y estos encuentros de nuestros folcloristas ocurren en el mayor los anonimatos, y sin que nadie mire y fije su atención en ellos. El terrero de lucha estaba a rebosar, la dirección musical del Colorado magistral, con componentes de la agrupación folclórica de Tetir, los solistas con sus voces -Olga Cerpa, Marquiades, Lolo y muchos más, hasta diecisiete- implicaron al publico con sus folías, malagueñas e isas. Quizás, como bien ha dicho el Colorado, la hermandad y el buen ambiente son la clave de la sostenibilidad de estos encuentros año tras año. Si preguntáramos cuál es el festival de música más antiguo no lo sabríamos. Uno de los encuentros de la música folclórica más antiguo de Canarias, que ha cumplido su trigésimo tercer aniversario, es en la Vega de Tetir, maestro. Y, más de 36 años en vida, la agrupación musical majorera es uno de los grupos históricos de Canarias, con intensa labor de investigación, realizada por los propios componentes del grupo, destacando entre otros la Mazurca, la Polca del Peninsular Tupido o la Malagueña de tres tiempos.
A lo mejor lo que nos falta es una visión integradora y una política cultural que sea capaz de liderar y ofrecer espacios equilibrados y adecuados para que cada forma de expresión cultural, en estos casos musicales, encuentre su vía de expansión y respaldo institucional. Sí, en efecto, los desequilibrios, a veces producen debates falsos y antes o después tienen sus consecuencias. No obstante, bienvenido sea el dialogo abierto.
(*) Profesor titular de Psiquiatría ULL
