En su fascinante ensayo La antropología de los números, Thomas Crump sostiene que, cuando se trata de números escritos, la notación basada en el valor según la posición, característica de los numerales arábigos, es la mejor solución posible del problema de la representación escrita. Pero hay problemas más difíciles que el de la mejor representación escrita de los números, problemas tenebrosos que no admiten "la mejor solución posible", problemas tremebundos con soluciones que provocan pasmo en unos y perplejidad en otros, problemas que no tienen una solución equivalente a la basada en el valor según la posición. La televisión nos ofrece millones de ejemplos de este tipo de problemas. Ahí van dos.

En El precio de la historia (Canal Historia), un tipo quiere vender unos preciosos guiones gráficos originales de la película 20.000 leguas de viaje submarino para conseguir dinero con el que reparar su moto. ¿Unos dibujos en los que Ned Land, interpretado por un perfecto Kirk Douglas vestido con una camiseta a rayas lucha contra un pulpo gigante, o novecientos dólares que servirán para reparar una moto? Cualquier solución provocará pasmo en unos y perplejidad en otros. El canal Movistar Series Xtra programa estos días Elliott Smith: Heaven Adores you, una película documental sobre la vida y obra del músico Elliott Smith, mientras Fórmula 40 y Sol Música convierten en ruido los ecos de la guitarra de Elliott. Sugeriría al dueño de los guiones de la película de Richard Fleisher que buscara otra manera de financiar la reparación de su moto, y recomiendo a los lectores que vean el documental sobre Elliott Smith, lleno de delicadas canciones y sugerentes imágenes, y que huyan de esos videoclips de canciones veraniegas que convierten a Georgie Dann en John Lennon. Pero sólo es una sugerencia. En cuestión de cine, motos, cantautores y videoclips veraniegos no hay números arábigos. Por eso ayer, en el ascensor, coincidí con dos vecinos que hablaban de la reposición de Perdidos y de los viejos episodios de Alaska y Mario sin que se pusieran de acuerdo en cuál era la mejor manera de evitar encontrarse con los Juegos Olímpicos. Y yo que creía que ver correr a Bolt era lo más parecido a los números arábigos. Estoy pasmado y perplejo.