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Turistiando

Las dunas de Maspalomas. El momento de actuar...

Según los estudios realizados hace una década, se ha comprobado que hace aproximadamente 250 años la roturación de grandes extensiones en la isla para su explotación agrícola dejó al descubierto arenas fósiles que el viento llevó hacia el mar las corrientes hacia Maspalomas. Puede que también tuviera su impacto el traslado de arena que se produjo por el terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755) y el maremoto posterior que impactó sobre la isla, según señalan las crónicas. De ahí que los estudios realizados datan que la arena que elevó las dunas llegó en torno a hace 250 años, pero su composición tiene una antigüedad de 12000 años, a diferencia de la arena mucho más reciente pero debajo de las dunas, una arena que se asentaba lentamente a lo largo de los siglos sin producir las elevaciones que hoy día todavía podemos contemplar.

Ese es el origen de la mayor parte de las dunas del paisaje de Maspalomas, fruto de una aportación masiva a un terreno que tenía un aspecto radicalmente distinto, con una llanura de piedra y arena que crecía muy lentamente año tras año y que creció de forma sorprendente y rápida hasta levantar enormes montañas de arena de hasta 40 metros de alto. Ese fenómeno dio lugar a que el propio Viera y Clavijo (1731-1813) advirtiera del peligro de que Maspalomas fuera el inicio de la desertización de la isla. Pero eso es historia, ya hace siglos que no entra tanta arena como la que se pierde.

Los temporales cíclicos del sur, el 'tiempo moganero' como lo llamaban nuestros mayores, son la causa principal -con otras de menor virulencia- que contribuyen al cambio o pérdida del paisaje dunar, al arrojar desde el veril de la Bajeta o la Punta de Maspalomas ingentes cantidades de arena acumulada ante la fosa marina que el temporal empuja para hacerla desaparecer.

Las construcciones de Playa del Inglés hacen que el viento no pueda atravesar como antes esa loma, al actuar como pantalla sin corredores para la arena y el viento, por lo que gira hacia la zona del mirador, lo que acelera el movimiento de las dunas hacia el sur, creando grandes huecos entre la cadena de dunas, distanciándolas. Asimismo, la pérdida de balancones (plantas que estabilizaban las dunas y frenaban el viento) se ha acelerado por la acción humana (evitable). Por el contrario, los balancones de la zona norte de Playa del Inglés han crecido más de lo normal, con gran cantidad de hojas pero con menos capacidad de reproducción. Ello se debe al exceso de luz artificial del centro comercial Anexo II. Mientras, los balancones al zona sur de Playa del Inglés son destruidos por los usuarios para convertir esos lugares en goros o refugios, o por los bañistas que vierten sus orines sobre las plantas en vez de en la arena.

Otro aspecto es la colocación de mallas o chiringuitos que actúan como barreras y complican el paso de la arena, en vez de meditar la forma y disposición de estas instalaciones para facilitar el tránsito de la arena en la dinámica dunar.

Pero todo esto que sucede -y muchísimo más- ya está estudiado desde hace una década y no se han adoptado medidas para frenar la pérdida del paisaje que sirve de atracción al turismo, aunque en realidad ¿son las dunas el espacio que utilizan los turistas?. Está comprobado que no. Los turistas se asientan mayoritariamente en la franja de 70 metros que hay entre la marea baja y la zona de baño inmediata, salvo hombres y mujeres que practican el cruising o cancaneo (práctica sexual en lugares públicos con desconocidos) para lo que internet muestra diversas rutas en las dunas. Una práctica que debe ser objeto de medidas preventivas para evitar la suciedad descontrolada. Unos hábitos inadecuados, éstos y los de aquellos urbanistas y arquitectos que no tuvieron en cuenta el efecto pantalla de sus proyectos al construir junto a las dunas. Decisiones evitables o recuperables que iniciaron la aceleración del proceso de pérdida de dunas.

Y es que la arena entra por El Inglés en cantidades muy inferiores a las que se pierden por la punta o la Bajeta, no como hace 250 años cuando Maspalomas recibió por este lugar millones de metros cúbicos de arena y que ahora se depositan rápidamente en el punto desde el que caen al veril de la bajeta para caer en la fosa marina dejando cada vez más empequeñecida la imagen de las dunas de Maspalomas.

Todo está estudiado, pero se ha perdido un tiempo valiosísimo ya que no se han adoptado medidas para el proceso degenerativo. Y no se trata de llevar a cabo una operación de choque, sino realizar las pruebas sugeridas por los técnicos como si se tratara del primer laboratorio mundial sobre recuperación de espacios dunares de uso turístico. Unas pruebas que han de ir acompañadas de campañas informativas y educativas a la sociedad para mantener y mejorar la imagen más atractiva para el turismo que ofrece Gran Canaria. Maspalomas es el principal icono turístico de Gran Canaria. Un recurso que ya quisieran tener nuestros competidores. Un ecosistema dunar que costaría mantenerlo apenas el 0,001% del dinero que produce el turismo en Canarias. ¿A qué esperamos para recuperarlo? ¿A que sea irreversible?

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