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Sol y sombra

Otra fase del mismo juego

Pedro Sánchez ha regresado del chiringuito de playa donde se encontraba de vacaciones para declarar solemnemente que Rajoy mantiene cautivas la democracia y las instituciones.

Sin embargo, para que estas empiecen a funcionar el candidato socialista se ha ratificado en que votará "no" a la posibilidad de un gobierno después de más de seis meses de bloqueo institucional.

Como ven es muy congruente el reaparecido Sánchez. Según dice, España necesita una regeneración que no puede emprender el actual jefe del Gobierno en funciones; él, como es obvio, mucho menos porque los escaños obtenidos por el PSOE no le permiten intentarlo con un mínimo de garantías.

A Sánchez le acucia la fecha de la investidura, no el cautiverio de España. Que haya un debate parlamentario para reiterarle a Rajoy que es un indecente y un inútil y que no se explica cómo ha obtenido dos millones y medio de votos más que él: un político mucho más preparado para sacar el país del atolladero en que se halla.

Es lo mismo que pensaba Pablo Iglesias antes de tomarse sus vacaciones y desaparecer sin dejar rastro. Y lo que se le pasa por su cabeza redentora a Albert Rivera.

El único problema es que, si hay que fiarse de los votos, los españoles no lo ven exactamente así.

Rajoy, a su vez, está exprimiendo como estrategia el galleguismo a ultranza y aspira a presidir un gobierno por aburrimiento. Le da igual si es ahora o en unas terceras elecciones. Sánchez atisba la posibilidad engañosa de que una nueva cita con las urnas -necesita seguir rodando para que no lo echen- podría despejar el panorama del PSOE dado el aparente desinflamiento de Unidos Podemos.

A Rivera, en cambio, le interesa imponer sus condiciones redentoras pero mucho más evitar la repetición de elecciones en las que su partido podría ser barrido. Estamos en otra fase del mismo juego.

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