A veces nos resulta increíblemente fácil (y no sabemos por qué) recordar una serie de cosas lejanísimas en el tiempo, y de las que nadie nos habla. Así que esta noche de insomnio, una de tantas ahora con el verano, vale para dejarles algunas perlas de lo que aconteció más bien en los lejanos año 70 (mi infancia) en el entorno de la calle Colmenares.

Por la parte alta de Colmenares, donde viví por largos años, solían pasar verdaderos personajes de aquella ciudad que vivimos los que ahora somos cuarentones. Por poner unos cuantos ejemplos... Era usual oír los puntos cubanos de Paquito. No se dejaba oír o ver mucho, pero cuando pasaba "armaba el jolgorio". Aquella parte alta de Colmenares se animaba con los cantos que él aprendió, creo que estando en Cuba. Una vez mi padre le grabó una casete de las antiguas, pero ya no queda nada. Solo el recuerdo.

Los viernes noche era el momento ideal para rellenar las quinielas de fútbol. La oficina central de las quinielas estaba cerquita (frente a la Cervecería La Salud) y menudas colas se formaban. Siguiendo en la calle Colmenares, había ciertos vendedores de cupones de ciegos (a 25 pesetas) que vivían de eso. Estaban Celestino, Manolito, Eladio y alguno más, como por ejemplo, un señor cuya única referencia memorística que me queda es que gritaba cada mañana: "Un cachillo queda para hoy". También solía pasar a veces el afilador de cuchillos. Para hacerse notar soplaba un instrumento parecido a la flauta de los bolivianos. De pronto, las mujeres bajaban a la calle portando los cuchillos, (¡qué peligro!, dirían hoy). Y luego estaban en la esquina de Bravo Murillo, muy cerca, los barberos. Pero otros personajes peculiares eran, por ejemplo, Panchito, muy simpático el hombre, que una vez entró a nuestra casa (¡porque la puerta estaba abierta!) a decir que el faro del Mercedes 180 de mi padre estaba encendido. Y el otro anciano, cuyo nombre no recuerdo, que se pasaba los días entonando: "La Provi", y "Er Diario Las Palmaaas". ¡Qué tiempos aquéllos!