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Calafateando

Un gobierno alternativo ¿por qué no?

Parece que va en serio lo que viene manifestando Pedro Sánchez de votar no a la investidura del presidente en funciones Mariano Rajoy.

No le queda otra, si no quiere caer en el trampantojo, que encierra lo de tramposo y marrullero, ofrecido por el aspirante a seguir gobernando este país desequilibrado socialmente, y para lo que no duda en hacer lo mejor que sabe: decir ahora una cosa y después de afianzado en el sillón hacer la contraria.

Ustedes, mis amigos, ¿siguen creyendo al registrador, o es que todavía no lo conocen? Véanlo, malcriado y prepotente, con ese tic que todavía le queda franquista, cuando una periodista le sale con una pregunta incómoda, donde se le escapa su fondo poco democrático.

Con todo un repertorio de ardides quiere laminar a la oposición, esa cosa tan necesaria en un moderno sistema democrático. Está Rajoy que se bebe los vientos para que Pedro Sánchez se convierta en su cómplice de tanto recorte político, económico y social al pueblo llano, al tiempo que vigorizando los privilegios de los poderes económicos, su única preocupación.

Parece pues razonable que Sánchez se ponga en su sitio y le recuerde al Rajoy, versión Arriola, que lo suyo es la oposición, la alternativa a la desastrosa herencia de su mandato, plagado todo él de sufrimiento de los que menos tienen. Este es el papel del PSOE y no flirtear con la derecha, como hizo ZP: cocinar la suciedad del neoliberalismo, tratando de resolverlo con recetas de Merkel.

Desde ahí se empezó deteriorando la credibilidad de los socialistas. Si una brocha no sirve para pintar, se tira; si una lija no sirve para lijar, va a la basura. ¿De esto tan simple no se dan cuenta Felipe, Guerra, Bono, Borrell y todos los barones y baronesa que le impidieron a Sánchez ser presidente del Gobierno? ¿Esos popes aburguesados no saben el daño que hacen al partido aconsejando la ayuda al PP para que forme gobierno? El problema de Sánchez es que fue elegido secretario general por todos los afilados en procedimiento de primarias. No lo fue por amaño del Comité Federal, de suerte que para algunos Sánchez sea un intruso. No lo ven como líder y por tanto no lo respetan. Se está haciendo respetar ahora con su firmeza, a pesar de la endiablada presión en su no a la investidura de Rajoy.

Tremenda es la presión del Partido Popular al PSOE, haciendo recaer sobre éste un problema que no es suyo, que es de los conservadores. Qué sibilinos culpándolo de que por su culpa habrán terceras elecciones ¡el mismo día de Navidad, qué indecencia! ¡Cómo se las gastan estos maniqueos, para que la opinión ingenua de este país caiga de bruces y se lo trague todo!

Yo seré un ingenuo, no lo dudo, pero el silencio de Pedro Sánchez me hace suponer que puede darnos una sorpresa en caso de que Rajoy fracase en su investidura y él busque el arrimo de las izquierdas, teniendo en cuenta que para acercarse a la mayoría tiene al diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. ¿Dejará perder nuevamente la oportunidad que se le brinda? Mayoría, mayoría no la tiene él, pero tampoco Rajoy. ¿Qué hay reticencias con Podemos?

Ya se sabe la apisonadora que la derecha ha puesto sobre ellos desde el principio. No hacer caso pues de acusaciones interesadas de la financiación ilegal de Irán y Venezuela a este partido, invención que los derechosos tertulianos, sabiendo el sobreseimiento del caso por el Tribunal Supremo no se han dignado pedir perdón, o al menos disculparse; todo lo contrario: continúan insistiendo en la mentira (cuanto más grande es, y más se repite, más creíble) con una cara que se la pisan, porque saben bien que la ingenuidad crédula del pueblo español es grande.

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