La expresión 'está caliente como un macho', muy usual en las Islas, se estila para referirse -en sentido figurado- a alguien cuando se enfada, se enfurece aireadamente o cuando da muestras de enojo o arrebato. 'Calentarse', en el común y ordinario de los usos del español hablado en Canarias, es 'enfadarse'. Aquí el verbo 'calentar' -conviene aclararlo- se aparta significativamente de otro tipo de acaloramientos al que se refiere su acepción más vulgar y coloquial, de claras connotaciones sexuales. (Que en un ámbito más reservado puede usarse en el sentido carnal que se le da comúnmente en otros dominios lingüísticos, pero no es este el sentido originario al que nos referimos). Cuando se dice que alguien 'está caliente como un macho', quiere decirse de está enfurecido, que uno está 'cabreado' (de cabra: quizás otro ejemplo de lexicalización que gira en torno a la misma idea). También se suele utilizar con valor sinonímico: 'encabronarse' o estar 'encabronado', voz que nos ofrece la misma imagen. En el análisis de esta expresión -como en tantas otras- resulta notorio que gran parte de las construcciones aforísticas al uso y la cristalización de determinadas locuciones lexicales que acaban por consolidarse en nuestro acervo lingüístico y cultural proceden del mundo rural y campesino. La etimología de la expresión parece atribuirse a la fama del macho cabrío de tener muy malas pulgas y que manifiesta su genio mostrándose topón y amenazante, rebufando y escarbando con las pezuñas de las patas delanteras en presencia de macho de cualquier especie al que pueda intuir como rival. Sospecho que ha sido esta reputación del macho cabruno la responsable de que se haya trasladado del ideario colectivo al dicho -por lexicalización- que casi se pronuncia a espaldas o sin que llegue a oídos del susodicho por temor a 'acalorarlo' más todavía: 'Chacho, está caliente como un macho', se suele murmurar a escondidas.
