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La Unión Deportiva y el Pino: inicio de un noviazgo

Fue amor a primera vista. Lógico, por otra parte. Así como los ricos conocen a sus parejas en ambientes de ricos y los mecánicos entre las que van a la misma discoteca; los referentes insulares están destinados fatalmente a unirse por obligación.

El proceso de unificación que, iniciado un tiempo antes, culminaría en abril de 1949 con las primeras reuniones para la fusión del Club Deportivo Gran Canaria, el Atlético Club, el Arenas Club, Marino Fútbol Club y el Real Club Victoria. Todos ellos, muy unidos a Teror, donde los equipos del propio pueblo y el del barrio de El Palmar -presididos respectivamente por Sebastián Nuez y mi abuelo Sinesio Yánez- reforzaban con ellos las enfervorizadas contiendas futbolísticas de la Villa. El 22 de agosto de 1949 nacía, después de muchas reuniones y muchos tiras y aflojas, la Unión Deportiva Las Palmas, símbolo y emblema de toda la isla casi desde aquel mismo momento, al igual que la Virgen lo era desde siglos antes.

Y como, repito, los referentes se unen casi sin quererlo en el alma de la gente, la UD estuvo unida a Teror y a la Virgen desde el mismo momento de su nacimiento. Por distintas razones y motivaciones a las actuales, todo hay que decirlo. Era otro tipo de 'relación', sin duda.

Tan sólo unos meses más tarde, el entrenador Luis Valle Benítez, con el que ascendería el equipo a Primera División, pedía a la Virgen del Pino a voz en grito al final de aquella temporada -la de 1951-52- que el partido decisorio terminase en empate, "para que sigáis en Primera". La Virgen, en otros menesteres, no se ocupó del tema y la UD bajó a Segunda División después de una sola temporada; pero ello no acabó con las relaciones. Los amores, cuando se mezclan con los fer-vores, dan eso: pasiones sin condición.

Y así continuó aquella primera década de mutuos amoríos. El tinerfeño futbolista de la UD Juan Beltrán Sierra hizo promesa en 1954 de "hacer el camino", varias veces. Y cumplía, con su novia o solo, pero, si ganaban... romería a Teror.

O el mismo año, cuando el presidente de la UD Eufemiano Fuentes decidía entregar al jugador Ricardito el homenaje de la afición isleña, lo hacía con "un artístico banderín con sentida dedicatoria y una medalla de oro de la Virgen del Pino, con una inscripción resaltando su pundonor". Hombre, no sé qué pensarían algunos de nuestros representantes futboleros si en la actualidad Miguel Ángel Ramírez apareciera imponiendo una medalla devocionaria al mejor goleador. Son otros tiempos.

Cuando La Federación Española autorizó el viaje del equipo a Venezuela, el equipaje de vuelta -aparte de los resultados y la alegría del encuentro con los canarios de la otra orilla- traía el encargo de subir a Teror a dar recuerdos a la Santa Patrona de la Diócesis. Y había que cumplir. Ascensos y descensos, se había comprobado, dependían de llevar los recados en tiempo y forma. Y cumplir con misas al final de las temporadas si todo iba bien. Eran deberes de buen idilio.

El que el capellán del equipo, Juan Nuez, fuera terorense ayudaba; que aunque no guardaba mucha armonía con Socorro Lantigua, bebía los vientos por el equipo de su afición. Por ello, durante aquellos años, surgieron emparejamientos entre damiselas de la Villa y aguerridos futbolistas: Paco Elzo Medina casó con Angelina Nuez, hermana del cura; Gilberto Beneyto Bornay con Mª del Pino Naranjo Viera; Edmundo Beneyto Bornay con Mª Florencia Naranjo Viera; y así unos cuantos más.

Y Nuestra Señora del Pino ha cumplido. Otros lo intentaron pero nunca cuajó el vínculo como con la UD. Los boxeadores canarios que representaron a Las Palmas en los campeonatos nacionales, quisieron "coger la hebra" en 1966, pero la cosa no cuajó.

Con los futbolistas sí. Pese a que antes cuando la visitaban se quedaban a misa y a cenar y ahora cogen el portante nada más entregarle las flores. Y el pueblo de Gran Canaria lo agradece. Quiere ver a sus símbolos unidos. Y que así siga, pese a quien pese.

El pregón de este año es una prueba de la continuidad del idilio. La Plaza se llenó el pasado viernes porque gusta a los grancanarios este tipo de evocadores y sentimentales espectáculos. Disfrutemos de ello.

El pregón de 2016 fue merecedor de fidelidad tan prolongada, que más de una pareja se ha roto por no recordar la fecha de la boda o por entregar un geranio cuando el otro esperaba una caja de bombones.

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