Querido amigo, los gallegos y las gaitas siempre han tenido fama de reticentes y, aunque lo parezca, cuando la gaita suena no quiere decir que alguien esté soplando, porque el gaitero va primero llenando de aire la bolsa que tiene bajo el sobaco para hacerla sonar cuando le da la gana.
Lo mismo le pasa a Don Mariano Rajoy cuando está haciendo footing, que parece que está corriendo, pero solo bracea...
Es esa misma inmovilidad la que está anquilosando la formación de un nuevo gobierno desde las elecciones del mes de diciembre, y la razón por la cual Rajoy y el PP como partido más votado no haya conseguido en todo este tiempo llegar a un acuerdo que le permita gobernar.
Puede que el Presidente en funciones tenga dificultades para alcanzar un acuerdo con los otros partidos puesto que, como bien se sabe, cuando te encuentras con un gallego por la escalera nunca sabes si está subiendo o bajando. De la misma forma Mariano Rajoy quiere apoyarse por la izquierda con el PSOE y por la derecha con Ciudadanos, y nadie sabe si lo que pretende es un gobierno progresista o conservador.
Para colmo de males, ahora parece que quieren hacer unas terceras elecciones coincidiendo con el día de Navidad pero, de momento, tampoco se ponen de acuerdo, y es que son como niños de teta. Lo mejor sería que las pasaran al día 28 de diciembre que es el día de los Santos Inocentes, lo malo es que la inocentada nos va a costar a los españolitos otros 350 millones de euros más.
Me imagino cómo será ver las calles engalanadas con la decoración navideña y los carteles electorales, Gregorio. Vamos a tener que escuchar villancicos mezclados con himnos electorales: "Venid pastorcillos venid a votar/que las elecciones han llegado ya".
De llegar a confirmarse, el día 24 celebraremos el día de reflexión con pavo y champán, para luego ir a votar el día 25 con resaca... ¿serán así más fiables las encuestas a pie de urna?
Seguro que el índice de participación dependerá de la capacidad que tenga cada uno de superar la posible intoxicación etílica, a menos que se prohíba votar a los que superen un nivel determinado de alcohol en sangre...
De todas formas, aunque salgan los mismos y el voto no vaya a cambiar nada, siempre nos quedará el consuelo de decir que votamos borrachos...
Mira por donde, Gregorio, podrían ahorrarse el gasto de enviar las tarjetas de Navidad si las meten en el sobre de las papeletas, aunque algún despistado se la olvide y termine votando a Papá Noel.
Lo que no podremos evitar es relacionar los buenos deseos navideños con los de un nuevo gobierno. Por mi parte, yo seguiré creyendo en Papá Noel y los Reyes Magos, y ojalá que algún día podamos volver a creer en nuestros representantes públicos. Sería un buen deseo.
Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.
