Caben pocas dudas: Castejón, presidente. Ciertamente se nos escapan muchas cosas porque los juegos de manos, que son lo que cuentan, se hacen siempre por debajo de las mesas y en última instancia es casi imposible saber qué está ocurriendo en realidad.
En todo caso, con las cartas que están a la vista y boca arriba, el juego es evidente.
Vamos a ver. El Rey encarga a Castejón -vulgo, Pedro Sánchez- tentar y tantear su investidura.
No encargará a Mariano Rajoy de nuevo ese empeño. Otra cosa es que en una de estas Rajoy se quite de en medio o lo quiten.
Castejón logra el apoyo de Podemos, que ya no está para tirar cohetes y, claro, también de Ciudadanos, que ya se lo brindó en el pasado invierno. Conclusión: presidente en un periquete.
Por Ciudadanos, el fabiano Garicano, exconsejero de Liberbank, vicepresidente económico del Gobierno.
Y por Podemos, el general Rodríguez, vicepresidente para la Defensa.
Wall Street, el Pentágono y demás, encantados. ¿Dónde está el problema? Comprendo que a los ciudadanos de izquierdas les produzca urticaria ese escenario pero la gente de derechas aplaudirá incluso con las orejas.
Un Gobierno, según dictan los poderes fácticos globales con un Bilderberg, el amigo Castejón, al frente.
Miel sobre hojuelas. Esto mismo lo escribí aquí el año pasado por estas fechas. Y me ratifico.
A ver qué ocurre.
