El matrimonio PP / Ciudadanos duró lo que la luz de un fósforo. El discurso de Rafael Hernando (PP) fue casi más violento contra Rivera que contra Sánchez e Iglesias (J. M. Villegas, vicesecretario del C's de Rivera, interrogado por la 6a sobre la agresividad de Hernando, tuvo un lapsus muy freudiano. Dijo: "No hay que darle la importancia que tiene" en vez de "la importancia que no tiene"). Matrimonio de conveniencia efímero, ya muerto.
No resucitará mientras siga Rajoy, claro. Y Rajoy parece más reacio a irse que Franco. Por ahora.
Z ¿Y ahora qué?
¿Será Sánchez una Celestina capaz de encamar a UP con Ciudadanos y formar gobierno ad-hoc? Camas políticas -redondas o no- más raras que esa se han visto. Puede ser para llegar al poder, y luego se verá cómo gobernar. Ver en la misma cama a Rivera y Pablo Iglesias huele a imposible o promiscuo, pero quizá sea un signo de maduración o sofistificación sexual -perdón, política- española.
Z Las terceras elecciones
"Hay que evitar la repetición de elecciones a cualquier precio", dicen, gritan, insisten sin cesar los medios oficiales. En un editorial de El País (4 de septiembre), leemos: "Lo primordial a nuestro juicio es impedir que los españoles tengan que volver a las urnas, algo que hay que evitar de cualquier forma... Decimos con toda claridad que forzar una tercera convocatoria de elecciones nos parece un fraude democrático de primer orden que no debe ser consentido". Ni que fuera la toma del Palacio de Invierno por Lenin. Y no dan ningún argumento. Se habla de impedir, de evitar, de que no puede ser consentido, pero no se explica por qué. Aparte del Holocausto, de poco se habla tan mal como de las 3as elecciones. ¿Por qué será? ¿Por qué este rechazo? Huele a miedo. ¿Qué puede ocurrir en esas elecciones que tanto temen? ¿Un aluvión de Podemos? ¿La caída de Rajoy? ¿El final del bipartidismo? ¿La República? ¿La Comuna? Cuanto más las denigran, menos me convencen. Entretanto gozamos de la falta de gobierno, del gobierno malo de Rajoy, que de seguir en el poder activo seguiría con lo mismo de antes: recortando, castrando. De aquí a fin de diciembre, el panorama político se aclararía o al menos se definiría mejor. Y las elecciones lo mostrarían. Serían la prueba de la realidad. A la tercera la vencida, digan lo que digan.
