La Provincia - Diario de Las Palmas

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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

La chapuza resiste

Puestos a hacer un cálculo sobre cuánto dinero se nos ha ido por el sumidero de la chapuza nacional me atrevería a decir, sin temor a errar, que tendríamos recursos suficientes para acabar con las listas de espera de la sanidad pública canaria. Y para hacer empirismo sobre lo que afirmó nada mejor que constatar el fenómeno de la depuradora de Tamaraceite, que costó 16 millones de euros y seis años de trabajo, y que fue recepcionada con nada menos que una treintena de fallos a los que el alcalde no les hizo mucho caso, según el PP. Pero no es el único contraste posible: Las Majadillas, barrio afectado, ha ido a la Fiscalía de Medio Ambiente para que su señoría escuche las grabaciones de los sonidos nocturnos que expulsa el engranaje del artefacto. Los ingenieros de la cuestión, al parecer, pretendían más estar a la última en música dodecafónica que en la mera depuración de las miasmas de la civilización. El zumbido que sale de las entrañas amenaza con volver loca a una vecina, por lo que uno se pregunta, a bote pronto, si los técnicos funcionarios fueron el día de las pruebas finales con tapones en los oídos. Pregunto, claro, y en su defecto que se llame a los peritos correspondientes en audio. Todo esto resulta decepcionante: a estas alturas de la vida, y después de tanto rascarnos la barbilla sobre el cuidado del dinero público, de la búsqueda del antídoto contra el despilfarro, nos encontramos con que no hemos avanzado mucho, y que seguimos dando por bueno lo que no deja de ser una estafa. En este país somos expertos en trampear, que no es otra cosa que hacer malabarismos para que todo cuele, hasta el punto de pasar por encima de unos vecinos a los que como es habitual no se les hace caso. Sigamos pues con la investigación para conocer la razón última de las resonancias nocturnas del invento, que lo mismo depara en caja de sorpresas absurdas, o más bien en arreglos imposibles dada la oscuridad que se cierne sobre unas piezas ruidosas. ¡Atentos a los ritmos!

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