Hace unos días que me levanto por las mañanas en plan "my name is Prince and I am funky". Saludo a los vecinos con sonrisa de primera división, me pido un cortado en la cafetería y, cuando me lo sirven, me coloco una mano detrás de la oreja y con la otra jaleo a los clientes en su desayuno. Estoy motivado del tipo crónico y me meto en foros de fútbol, futbito, y hasta de "futcontact" a ver qué se dice del equipo. Y entre tanta gente venida arriba siempre aparece el "tipiquillo" que aconseja tranquilidad, pies en el suelo y, sobretodo, bajón. Que si sólo llevan dos partidos ganados, que si lo que vale es el resultado final, que si nos estamos flipando demasiado, que si bajón, bajón y bajón. Ante estas cosas yo miro al cielo, a la mismísima panza de burro, y me pregunto si en este país ya no vamos ni a poder ilusionarnos por encima de nuestras posibilidades.
Es verdad que desde que llegó la crisis (Rajoy la tenga en su gloria), nos hemos vuelto más serios y responsables. Lo que no está mal. Pero de ahí a no poder disfrutar de las pequeñas alegrías hay un trecho. Y además, que uno no está todo el día pensando en el fútbol por mucho que estemos líderesdeprimeradivisiónmepongonerviosodepensarlo. También me fijo en las cosas importantes. Por ejemplo, tengo claro que ahora mismo se está buscando un gobierno. También que, por responsabilidad, no importa qué tipo de gobierno sino encontrar uno. Podría ser el de Rajoy, como el de Sánchez, como el de Quique Setién. Eso da igual.
Me he enterado de que para hacer gobierno hay que pactar con Ciudadanos y luego esperar a que los demás se apunten, ya sea por vergüenza o porque les da la risa. Antes se llegaba con los apoyos en el bolsillo, ahora no. Y si no se arrejuntan a los pactos entre dos es por irresponsables, argumento que se me antoja como un pase de Viera, que mira para la izquierda cuando manda el balón a la derecha. Y así les va (nos va), meses diciendo que no hay que poner líneas rojas en los pactos pero que "contigo no, bicho". Apelando al espíritu del sentido común para que luego llegue la realidad, cual Roque Mesa a por la pelota que tienes en los pies, y te deje comiendo césped sin aliño ni nada.
Yo, sinceramente, propondría como presidente al único que conozco que le cae bien a todo el mundo y que sabe a lo que se juega. Alguien que camine por el congreso evitando las patadas al tobillo, y que lance pactos en profundidad que te dejen solo con el portero. A ver si así hacemos algo. Y no es que sólo piense en el fútbol, ojo, pero a estas alturas lo tengo muy claro: Valerón presidente. Ése sí que cuenta con todos los apoyos. Hasta los que piden calma estarían de acuerdo porque no hay nadie mejor para desatascar un partido y en éste, por desgracia, ya estamos llegando a los penaltis.
