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El callejón del gato

Óscar López y Cía.

Ya me caía mal este personaje, desde que el Ayuntamiento de Ponferrada aprobó la moción de censura para desbancar de la Alcaldía al PP con un grupo liderado por el exalcalde condenado por acoso sexual, Ismael Álvarez. Este asunto del que fue él su promotor, fue el denominado caso Nevenka y le costó la secretaría de organización de su partido.

Este relevante político, hoy portavoz de su grupo en el Senado, repite como un mantra que Rajoy ha sido el único presidente que en el ejercicio de sus funciones no logra obtener la confianza de la cámara para a continuación justificar que los socialistas intentarán de nuevo formar una mayoría con las fuerzas del cambio. Pero ¿quiénes son las fuerzas del cambio? ¡Ya está bien de eufemismos! Las llamadas fuerzas del cambio, entiendo, como la mayoría de los españoles, que se refieren a Podemos y Ciudadanos porque ¿acaso son los socialistas parte de esas fuerzas del cambio? Ni hablar del peluquín, tanto el PSOE como los populares son fuerzas del cambio antes del cambio, ya que de manera tradicional se sucedían alternándose en el gobierno uno al otro. Habría que analizar por qué los socialistas que fueron algo en España tienen una opinión radicalmente distinta a los que ahora no son nada y opinan diferente.

En este momento, los nacionalistas están desatados con la deriva independentista y no son precisamente fuerzas del cambio, si se les tomase como tales, serían de un cambio a peor, de un cambio hacia la destrucción del Estado; ante esto los líderes de Podemos se han prestado a escuchar lo impresentable por imposible dentro de una España razonable. Definitivamente piensan que los españoles somos tontos de capirote y muchos pasan por creerse que teniendo un pico de oro pueden defender o, lo que es peor, convencernos de aquello que no hay por dónde cogerlo.

La realidad de todo esto es que hoy por hoy no existe un gobierno razonable que no pase por un acuerdo entre los dos principales partidos del arco parlamentario español.

Mucha culpa de todo esto que está pasando son los enfrentamientos personales entre los principales líderes de los partidos en liza, por lo que no parece susceptible un entendimiento entre ellos. ¿Qué hacer llegado a este punto? Quizá y digo sólo quizá todo pase por sustituir a estos líderes quemados por rencillas entre ellos, con poca alturas de miras, por otros libres de perjuicios y a los que les importe más el destino de España que lo que están demostrando, hasta ahora.

En definitiva, Óscar López es en el PSOE lo que Raúl González Blanco a la selección española, es decir, si Luis Aragonés no lo llega haber quitado, aún está la roja sin pasar de los octavos de final.

El progreso, la justicia y la seguridad, si bien son bienes políticos, lejos son de ser propiedad de un partido. Usualmente son los partidos demagogos quienes demandan su autoría.

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