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El análisis

Realidad profundamente injusta

Me gustaría que la igualdad de género, la participación de hombres y mujeres en las distintas esferas políticas y sociales y percibir el mismo salario por el mismo trabajo, fuera una realidad, pero desgraciadamente el desequilibrio entre géneros pervive en la actualidad.

Lo primero en lo que nos debemos fijar para aclarar esta petición son los números, los hombres ganan un 20 por ciento más que las mujeres. El 20 por ciento aparece incluso cuando comparamos hombres y mujeres con la misma experiencia laboral, el mismo nivel educativo, en la misma ocupación, en el mismo puesto laboral, más o menos de la misma edad, o incluso que dedican las mismas horas al trabajo doméstico.

Ya sé que el tema no es innovador y me gustaría hablar de resultados más que de género, pero aún queda mucho camino que recorrer. Las diferencias son una constante en todo el mundo y Canarias desgraciadamente no es una excepción.

Son tiempos de cambio, la crisis está impulsando una profunda renovación en muchos modelos económicos, por ello es un buen momento para demandar la paridad en el mundo laboral y aunque no es realista a corto plazo pues ello implica no sólo la reducción de barreras y cambios en actitudes sociales, también asumir decisiones personales sobre cómo distribuir tiempo entre trabajo doméstico y en el mercado, si se debe trabajar para catalizar los cambios e impulsar un nuevo modelo de liderazgo innovador y adaptado a los nuevos tiempos.

Mientras no se comparta equitativamente el trabajo de cuidado no remunerado, es decir las tareas del hogar, el cuidado de los hijos y el cuidado de nuestros familiares mayores, que las mujeres realizamos dos veces más que los hombres, las probabilidades de que las mujeres podamos trabajar en la economía de mercado y tengamos la oportunidad de elevarnos a cargos de liderazgo en las empresas seguirán siendo complicadas.

Según un informe publicado por McKinsey & Company, las mujeres están subrepresentadas en todos los niveles de las empresas, especialmente en los puestos de responsabilidad. El desarrollo económico permite a los países cerrar la brecha de género, pero para ello el progreso en el nivel educativo, inclusión financiera y digital, protección legal y trabajo de cuidado no remunerado debe ser una realidad para ayudar a acelerar el progreso. La equidad de género se logrará cuando lo prioritario sea el talento.

(*) Miembro del Foro Catpe Tránsito de Canarias hacia lo Sociedad del Conocimiento

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