Cuando Julio Cruz -todavía secretario de Organización del PSC-PSOE- acusa a Coalición Canaria, y más concretamente, al presidente del Gobierno autónomo, Fernando Clavijo, de inventarse conflictos en la sanidad pública para distraer la atención informativa de la apertura de juicio oral por el caso Las Teresitas no está diciendo nada que se pueda tomar en serio. La sentencia de Cruz no consiste en la denuncia de un hecho verificable, sino en una agresión de facto a su socio de gobierno. Desde finales del pasado año crece la tensión interna en el Ejecutivo por el desbordamiento presupuestario de la Consejería de Sanidad, que gasta y contrata haciendo prácticamente caso omiso de las advertencias lanzadas desde la Consejería de Hacienda y reiteradas por el presidente del Gobierno en varias ocasiones a la vicepresidenta Patricia Hernández y al propio responsable de Sanidad, Jesús Morera, que actúa con gerentes hospitalarios y directores insulares como un padre que no les sabe negar nada a sus hijos, sea un helado de praliné, sea un quirófano o sea duplicar la compra de mascarillas. La popularidad de Morera entre su personal directivo, por supuesto, es muy elevada, como la que tenía Charles Mason en su propia familia, no así en las restantes.

Sorprendentemente puedes encontrarte a personas que no utilizan para desplazarse sus cuatro extremidades y para las cuales Morera es una suerte de semihéroe. Patricia Hernández se apunta a esta corriente al asegurar que no puede dejarse atrás a nadie y el mismo Julio Cruz, que se ha quedado atrás, pero sesteando en el Senado, asevera que Morera es el mejor consejero de Sanidad de los últimos 25 años. Muy probablemente se deba meter más dinero en el sistema sanitario público, revisar los recursos hospitalarios y tecnológicos existentes, analizar la obsolescencia de los modelos de gestión o redefinir la colaboración con la iniciativa privada. Pero incumplir sistemática y ampliamente los compromisos presupuestarios de tu departamento no te convierte en un buen consejero sino, más bien, en todo lo contrario: tu indisciplina financiera termina comprometiendo a medio plazo tu eficacia y eficiencia como servicio público y contaminando otras áreas sociales y asistenciales y a la acción del propio Gobierno en su conjunto. Morera, en ese sentido, es quirófano para hoy y tirita para mañana. En cuanto a Las Teresitas, bueno, no estaría de más recordar que el PSOE votó en el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz a favor de la operación de compraventa del frente de la playa, con su entonces jefe de filas, Emilio Fresco, exsecretario general de los socialistas tinerfeños, como entusiasta apoyo de la decisión de Miguel Zerolo; de la misma manera que no parece inútil no olvidar que los gobiernos son órganos colegiados y que la responsabilidad política de Jesús Morera por sus desmanes presupuestarios la comparte con Clavijo y el resto de los compañeros del Ejecutivo.