Supongo que Irlanda se irá de la UE porque la quieren freír a impuestos a cuenta de Apple. Y por las mismas, Apple se irá de EE UU, quizá hacia Irlanda. O hacia alguna de las repúblicas ibéricas de resultas del proceso separatista en marcha. A mediados de julio lo comenté en estas líneas. Era la noticia del año y apenas tuvo eco: la economía irlandesa creció en 2015 nada menos que un 26,3 por ciento. Una enormidad jamás vista. España, que cerró un gran ejercicio y destaca entre los países de la OCDE, creció en torno al tres por ciento. La asombrosa China lo hacía en los mejores momentos al 12 por ciento y ahora bastante menos. Cuentan las multinacionales radicadas en la isla pero sobre todo importa el libre mercado ya que entre otras cosas explica el fenómeno de las compañías globales que allí operan. Y claro, llega la UE y a por Irlanda ¡en nombre de la libre competencia! En buena lógica habría que extender el modelo celta al continente. Pero de eso ni hablar porque el Bienestar del Estado se vendría abajo y con él la casta que lo maneja y la nube de firmas y sus empleados que vive de ese gigantesco monopolio. Salvo el IVA, cada país europeo puede hacer lo que quiera en materia impositiva y la propiedad intelectual, clave en ese asunto de intangibles, en todo caso debería ser eliminada. Irlanda marca el futuro pero será muy difícil derrotar al Estado clásico y su ejército de servidores que están ahí para autoservirse.
