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El callejón del gato

La disyuntiva de Pedro Sánchez

Llegado este momento en el que está siendo cuestionado dentro de su propio formación, al secretario general de los socialistas y candidato a la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez, no le queda otra que, visto donde ha llevado a su partido, intentar recuperar la autoridad, la confianza y la credibilidad. Ya en su día Felipe González presentó su dimisión y convocó primarias en su partido para posteriormente, tras salir elegido, volver en loor de multitudes.

El año 1979 fue un año muy convulso para el PSOE. Durante ese año el Partido celebró dos Congresos. En el XXVIII Congreso, en mayo, fue rechazada la propuesta del secretario Felipe González, quien abogó por abandonar las tesis marxistas. González renunció a su cargo de secretario general, por lo que la dirección del partido tuvo que ser asumida por una comisión gestora. En septiembre se celebró un congreso extraordinario en el que se abandonaron definitivamente los postulados marxistas y se aceptó el socialismo democrático como ideología oficial. Felipe González volvió a ser elegido secretario general.

¿Tendrían todos los candidatos que dimitir? Visto que se han mostrado como políticos que no han sido capaces de llegar a ningún acuerdo para gobernar. Esta, no les quepa ninguna duda, es la única arma que los votantes tienen a día de hoy para conminar a los actuales candidatos a que se sienten y no se levanten hasta llegar a un acuerdo.

Es difícil entender la actual posición del partido socialista empecinado en el "no" a Mariano Rajoy , a no ser que , piensen que si le dan el plácet a los populares los de Podemos, que están al acecho, les pasan por encima y se cumple el tan cacareado sorpasso que finalmente no llegó a producir. La realidad es que el PSOE junto al resto de los partidos actuales en la oposición tendrán la posibilidad de exigir todo lo imaginable y más dada la débil posición de minoría del PP en el Congreso. Más aún, bien mirado, lo que le interesa al Partido Popular son unas terceras elecciones y continuar rascando votos a los de ciudadanos pero, claro, esta estrategia no es popular y bajo ningún pretexto pueden, ni deben, dejarlo entrever.

Menos mal que el país aún sigue funcionado y a la gente le importan poco las disputas entre los diferentes partidos, pero cosa diferente va a ser cuando la desaceleración comience a hacerse patente y los ciudadanos empiecen a notar los efectos tanto en sus bolsillos como en el estado de bienestar que con tanto esfuerzo hemos logrado.

La política no sólo se debe hacer en los platós, los tertulianos pretenden sustituir con discusiones televisadas los acuerdos en el Parlamento. La famosa hemeroteca flaco favor hace a la democracia cuando les tiene que estar recordando permanentemente a partidos y candidatos que tienen que ajustarse a lo que dijeron, dejando en ridículo a aquellos que en favor de un bien superior como lo es el Estado tienen que renunciar algunas veces a aquellos postulados que en su día llevaban en sus programas.

No sé muy bien por qué cuando pienso en Pedro Sánchez me viene a la cabeza una frase de Jorge Luis Borges que dice: "Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria".

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