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Jóvenes y ricos, qué asco

Hombre, pues a mí no me parece tan mal que una tele pública emita un asqueroso docu-reality como el italiano Giovani e ricchi (Jóvenes y ricos, RAI 2). En Italia sí que se está montando jaleo porque no le ven el servicio público por ningún lado a una mierda de programa que consiste en mostrar la vidorra vergonzante y las opiniones estomagantes de un puñado de niños pijos menores de 30 años atrapados dentro de sus ombligos que viven la vida a tope porque papi tiene muchísimo dinero pero es tonto del culo, así que lo paga todo. Pues lo dicho, que a mí no me parecería tan mal que TVE emitiera algo así.

Pero con dos condiciones. La primera, que si La 2 emitiera aquí Jóvenes y ricos no lo hiciera con el sentido que le quiso dar la directora de la RAI 2, Ilaria Dallatana, cuando para defenderse de que a aquello no se le ve el servicio público por ningún lado dijo: "La mirada es documental. No se cae en la exaltación ni en la burla de estos chicos ricos". ¿Que qué? ¿Que cómo qué? Ante una chica rica que dice: "Podría enamorarme de un pizzero, pero duraría poco porque no podría estar nunca a mi altura" solo cabe una actitud: el desprecio. Ella empezó primero y la tele pública debe enseñarnos que eso está mal. Ante quien añade: "No he hecho nada de lo que avergonzarme. Todo lo que tengo es gracias a mí misma y a mis padres" solo cabe una actitud: la burla. Ella empezó primero y la tele pública debe enseñarnos que eso está mal. Y ante quien remata asegurando que, de sus más de 250 pares de zapatos, los favoritos son unos de 4.700 euros, solo cabe una actitud: la vergüenza. Ella no empezó primero y la tele pública debería enseñarle que eso está mal porque debería sentirla. La segunda condición es que, si La 2 emitiera aquí Jóvenes y ricos, debería fracasar. Valdría la pena emitir una birria semejante si no tuviera audiencia y se evidenciara que nadie mira a tanto exhibicionista, que nadie admira a quien pretende ser admirado, que nadie abre la boca ante quien quiere dejarnos boquiabiertos. Pero eso ya no sería tarea de la tele, eso sería tarea nuestra. Y da miedo pensarlo.

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